Esta agencia lamentablemente sigue emitiendo erróneos consejos o mejor dicho sugerencias, así como una presión insostenible para los gobiernos débiles como el nuestro, para que se siga ampliando el espacio fiscal, expresión que los técnicos devenidos de tecnócratas han designado para seguir precisamente profundizando el abismo cada vez más profundo entre ingresos y gastos, lo más elemental en la administración de las finanzas públicas.
Desde Bretton Woods
Para comprender mejor el objetivo de esta nota es preciso no irse por las ramas. El FMI es creado a instancia de la inspiración de John Maynard Keynes, el gurú del perverso estatismo, y se hizo apenas culminada la Segunda Guerra Mundial en la reunión de Bretton Woods (1944) para que ocupe el rol de banquero de banqueros centrales para luego convertirse a lo que es hoy, una agencia prestamista que se ocupa de todos los detalles minuciosos que se deben contar para el financiamiento de los Estados.
Y aclaro bien y con todo rigor cuando digo Estado, debido que de modo equívoco se viene insistiendo en la idea de que el Estado “somos todos”, una fórmula a todas luces contraria a las más elementales lecciones de historia, filosofía política y desde luego de economía. Y me detengo en esta cuestión porque si se deja entrever el acierto de aquella afirmación, pues entonces estaríamos discurriendo hacia un estadio del análisis no solo erróneo sino profundamente autoritario, aunque lo autoritario se encuentre revestido de buenos modales como en efecto sucede en este momento en otras áreas del acontecer humano.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
El Estado no somos todos
De ninguna manera el Estado “somos todos” porque sería como decir que la sociedad no está compuesta de individuos cuando que son estos los que en un momento de la civilización crearon la entidad estatal por el interés de establecer un orden y seguridad en sus respectivas zonas geográficas. El Estado es una organización jurídica y política que se asienta en un determinado territorio y por medio de sus representantes en el gobierno establece sus normativas.
He tenido que hacer esta introducción a modo de aclaración a propósito porque ocurre que eso del Estado “somos todos” le viene en apariencia otorgando legalidad y hasta legitimidad (que no son tales) a los gobernantes de turno de aprobar y autorizar diversas medidas que en realidad no se corresponden con el interés del hombre libre y ciudadano, el que trabaja, invierte y paga sus impuestos para vivir en una sociedad basada en la ley.
Una de esas medidas, entre otras, y la que sobresale en relación al FMI es precisamente el seguir endeudándonos porque se cree que todavía tenemos el suficiente “espacio fiscal” para seguir contrayendo los respectivos empréstitos. En realidad, el FMI lo que ha venido haciendo es más bien financiar a gobiernos a cuya cabeza se encuentran políticos de baja calaña, corruptos e inútiles.
Entonces es fundamental decir que el endeudamiento no resulta para bien de los ciudadanos de a pie ni para la iniciativa empresarial, la mayoría silenciosa que todos los días apuesta con su esfuerzo y creatividad por crear y distribuir más y mejores bienes y servicios. Se apuesta a financiar a gobernantes que con ideas tercermundistas fracasadas y obsoletas siguen alimentando al Estado, ese aparato multimillonario de escandalosos privilegios nutrido con los impuestos de todo tipo que se detrae bajo la fuerza a la gente.
Y ocurre que si bien el Estado como organización política y jurídica podría recibir con la “ayuda” del FMI cuantiosos fondos a bajas tasas de interés, también existen poderosos incentivos para los funcionarios que administran esos recursos. En verdad gran parte de los recursos tienen redireccionamientos “non santos”, no terminan en el mejoramiento de las condiciones de vida de la gente. Son la persona y empresa privada los que en los hechos pagan el endeudamiento.
Con igual rigor de manifestación y al efecto de no dejar nada que pueda interpretarse de otro modo, ocurre que el FMI incentiva el mantenimiento del aparato estatal en el nivel de ineficiencia y corrupción, lo cual significa dejar de lado todo intento por realizar reformas para subsanar y corregir el escándalo del mal gasto y el despilfarro a costa de los que pagan y cada vez más sus tributos.
Lo expresado viene en relación a las recientes declaraciones de la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, cuando dijo que “los gobiernos dentro de su espacio fiscal deben y dentro de su capacidad garantizar la recuperación en la presente crisis sanitaria”. Los deseos de la directora gerente son atendibles por su predisposición a esa parte de la frase que dice “dentro de su capacidad...”, lo que supone que cada economía tiene sus características.
Espacio fiscal
Sin embargo, el problema está en precisamente saber a qué se refiere ese “espacio fiscal” que el propio FMI viene diciendo en documentos y conferencias. Porque básicamente y en términos técnicos espacio fiscal viene a ser el margen de maniobra que existe dentro del presupuesto para proporcionar recursos sin comprometer la sostenibilidad financiera ni la estabilidad de la economía.
Así expresado no parecen existir complicaciones. Pero ocurre que el “espacio fiscal” se ha venido a ensanchar demasiado e incluso sin consideración alguna a la dinámica propia de la economía de cada país. El espacio fiscal puesto en los hechos se ha vuelto demasiado laxo, demasiado flojo, sin el rigor correspondiente, puesto que no nos debemos seguir engañando o pasando de ilusos debido a que en realidad no se refiere a la sostenibilidad fiscal y mucho menos al recorte de los gastos superfluos traducidos en mal gasto que terminan en corrupción.
De lo que se habla y con insistencia es más bien de aumentar los ingresos para que los políticos los sigan gastando de acuerdo a sus propios arbitrios. Y de esto sí, y definitivamente sí que saben y mucho los dirigentes corruptos y de escasas luces a quienes poco y nada les interesa poner la casa en orden. No nos engañemos entonces ni sigamos siendo ilusos porque cuando de espacio fiscal se menciona, pues se está hablando y obrando en buscar más ingresos mediante más deudas y pronto más impuestos. En definitiva, el espacio fiscal es el espacio que cada vez más se le quita a la gente que paga sus tributos.
Inútiles
El FMI lo que ha venido haciendo es más bien financiar a gobiernos a cuya cabeza se encuentran políticos de baja calaña, corruptos e inútiles.
Financiar
Se apuesta a financiar a gobernantes que con ideas tercermundistas fracasadas y obsoletas siguen alimentando al Estado, ese aparato de escandaloso privilegio.
(*) Decano de Currículum UniNorte. Autor de los libros “Gobierno, justicia y libre mercado”; “Cartas sobre el liberalismo”; “La acreditación universitaria en Paraguay, sus defectos y virtudes” y otros como el recientemente publicado “Ensayos sobre la Libertad y la República”.
