La demagogia del entreguismo en las entidades binacionales

“La necedad de las personas demuestra poca sabiduría y lo desinteresado que se muestran al bien común”. Anónimo

Cargando...

Durante estos 48 años, desde la firma del Tratado de Itaipú en 1973, hemos soportado todo tipo de conceptos errados, estadísticas sesgadas, datos incompletos y falacias descabelladas. Algunas son galimatías bien disfrazadas, como aquella que gusta a los altos gerentes de la binacional. “En estos 37 años, la Itaipú ha proveído el 85 % de la energía eléctrica para el desarrollo nacional”. Recordaremos algunas medias verdades como ésta y las siguientes:

¡Solo pusimos el agua! Falso. Sin agua no habría generación hidroeléctrica; sin la mitad del río Paraná no habría récords de producción mundial en Itaipú y Yacyretá; la Argentina no subsidiaria a su población con la tarifa social y el Paraguay no tendría una energía tan cara relativa.

¡Antes no teníamos nada, ahora tenemos un capital de la mitad de 60.000 millones de US$! El valor de mercado de Itaipú, es decir 30.000 millones de US$. Es una media verdad. Si bien es cierto en cuanto al valor patrimonial, los sustentadores del atraso se olvidan del lucro cesante por haber cedido nuestros excedentes “voluntariamente” y a precios irrisorios, y también por no haberla utilizado en la sustitución de nuestras importaciones. Juscelino Kubitschek ya aplicó esta política económica en la década del 50, más de tres cuartos de siglo atrás, en el Brasil.

¡Se ha solucionado un problema limítrofe! Mentira. El problema limítrofe con el Brasil continúa, solo está bajo agua. ¿Acaso hemos firmado un nuevo tratado de límites?

¡Itaipú es el mejor negocio del Paraguay! Falso. Este columnista en el 2002, Jeffrey Sachs en el 2012 y Miguel Carter en el 2017, hemos demostrado matemáticamente en nuestras respectivas ecuaciones de equidad, cuánto dinero hemos perdido por lucro cesante.

¡La esclusa de navegación no es ventajoso para el Paraguay! Otra mentira tan grande como el sol. Repetimos hasta el hartazgo que los fletes fluviales y marítimos son los más ventajosos del mundo; le sigue el ferroviario y, por último, el de carretera. Esto se agrava en un país que no produce petróleo, tiene una infraestructura caminera precaria y una flota de camiones y sus repuestos totalmente importada.

¡Los gastos sociales están solucionando los problemas de la pobreza y la infraestructura del Paraguay! Es la más cruel de todas las mentiras. Los 70 a 100 millones US$/año no representan más del 2,5 % del presupuesto de la IB y no solucionará los sufrimientos en la salud, la educación y la infraestructura del Estado. El déficit habitacional, solo para la zona de los bañados, es de 60.000 viviendas y unas 250.000, para todo el país.

El Barrio San Francisco, aunque es un modelo extraordinario en cuanto a energías renovables, educación y otros servicios, es un ejemplo de derroche, considerando el costo de 100.000 US$ por vivienda. ¿Cuántas soluciones habitacionales podríamos implementar con 100 millones de US$? Por otro lado, con la repartija de una docena de tractores y arando unas pocas hectáreas tampoco solucionamos la agricultura familiar campesina, ¡eso es asistencialismo barato o propaganda política para el gobierno de turno!

Hoy día, un grupo de técnicos columnistas de este espacio y agrupados en la Escuelita Patriótica, estamos haciendo un revisionismo jurídico y técnico sobre el tratado, los anexos y notas reversales de Itaipú. El estudio nos da un nuevo enfoque de negociación para el 2023. La misión es difícil pues el chip de la “cesión obligatoria” se ha insertado tan profundamente y por tanto tiempo, en tantos grupos políticos, diplomáticos e incluso técnicos, que resulta cuasi una utopía modificarlo. Es por ello que le aconsejamos leer con lupa el tratado; en él verán que no existe ningún impedimento legal para vender nuestros excedentes a precio de mercado y a terceros.

El hecho es tan sencillo y fácil que produce una natural y comprensible duda. El presidente Marito sabe que la coima disfrazada de salarios y beneficios desproporcionados a nuestra alta gerencia, sumados a los gastos sociales en los últimos 15 años, han hecho que los colegiados del Consejo de Administración y del Directorio Ejecutivo sean los portadores de esta interpretación bastarda. Con esta posición de ojos y oídos sordos se han formado la casta más rica del Paraguay ... y Brasil llevó energía más segura y más barata del mundo.

¡Pacta sunt servanda! Han repetido casi todos los ministros de relaciones exteriores y los embajadores del Brasil en Paraguay. Esto es genuinamente valedero desde el enfoque político y diplomático. El entreguismo y la claudicación fue totalmente culpa nuestra. Ellos han cuidado sus intereses en forma magistral.

Si en el artículo XIII se habla de una “derecho de adquisición”, el mismo es preferencial y no obligatorio. Asimismo, en el Anexo C se habla de cesión opcional de la energía no utilizada, la cual sencillamente el que vende (Paraguay) debe contratar y autorizar; es decir es una “cesión preferencial”, pero tampoco obligatoria. Pues bien, apliquemos este principio y hagamos un negocio justo para ambas partes. Contratemos el 50% de la energía producida por las 10 máquinas paraguayas de 50 Hertz y vendámosla a precio justo o de mercado. En el Brasil acudirán 30 empresas al mostrador de nuestro producto limpio, seguro y renovable. Si no igualan los precios de mercado, tampoco podrán evitar que lo vendamos al mejor postor del Mercosur. Si insisten que le vendamos por debajo del mercado, se confirmará el despojo advertido por muchos. Pero, ¿cómo lo haremos si Paraguay nunca ha contratado su 50%? Posteriormente construyamos la esclusa de navegación que consta en el Anexo B del Tratado. Usemos el concepto de pacta sun servanda a favor nuestro; ¡somos un país mediterráneo!

Desde ahora y con toda certeza en el 2023 el Paraguay tendrá dos alternativas en Itaipú: a. Todo sigue igual y se repite los errores del Acuerdo Cartes-Macri, en el cual se incorpora jurídicamente la obligatoriedad de la cesión, por 30 años más; o b. Pasamos a recibir mayores ingresos por nuestra energía excedente, usando los mismos artículos del cuerpo principal y las cláusulas del Anexo C, específicamente en el punto 2.5. Esta opción legal siempre se tuvo, solo que el “sesgo” interesado a favor del Brasil nos impidió hacer un buen negocio. Mejor dicho, permitió hacer un buen negocio para una minoría corrupta que hasta hoy siguen siendo constructores de rutas, peajeros, proveedores del Estado, que no permiten competencia. Es un monopolio del poder sustentado en la fuerza y la exclusión política.

Si aceptamos la premisa que la tarifa actual seguirá en 44 US$ el MWh, siendo que en verdad estará entre 15-17 US$ el MWh, entraremos de nuevo con una política mendicante. Sin embargo, al descontar el componente de la deuda, que representa aproximadamente el 60% y reducimos al mínimo los costos operacionales, como cualquier industria, tendremos una brillante oportunidad de elevar a nuestro país al primer mundo.

La pregunta del millón: ¿Cómo convencemos a nuestros políticos, la mayoría financiados por el narcotráfico, que vender energía y bienes industriales es mejor que la cocaína exportada a Europa?

(*) Exasesor del DGP de IB, del 2008 al 2012

Enlance copiado
Content ...
Cargando ...