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El ingeniero Luis Cubilla dijo que hasta casi finales de noviembre se tenía todavía buenas expectativas sobre la soja 2021/2022. Dijo que lastimosamente, la situación de la falta de agua en el suelo fue empeorando por falta de lluvias adecuadas, que no lograron la recarga en los perfiles del suelo, acorde a las necesidades de los cultivos.
Mencionó que al día 21 de este mes hay parcelas amarillándose por estrés hídrico, y ya todas han perdido potencial de rendimiento, que es aún difícil de cuantificar, pero no es menor. No quiso anticipar ninguna cifra ni porcentaje, lo que recién se podrá estimar desde mediados de enero.
Comparativamente indicó que la soja está en “terapia”, esperando una buena lluvia que le ayude a recuperarse.
“De no llover lo suficiente en los días que restan de diciembre, el panorama sería lastimosamente, pesimista. Muchas parcelas llevan más de 25 días sin recibir agua y eso se agrava en los suelos arenosos y sin buena cobertura”, comentó. Estiman que cerca de 1.150.000 hectáreas sería el área de la soja tempranera, sembrada en setiembre y que es la superficie que está teniendo un revés muy importante.
Sin embargo, se mencionó que existen zonas en las que cayeron buenas lluvias y también hay cultivos que se hicieron a modo de rotación, en áreas arroceras, que están bien a pesar de la sequía.
En Alto Paraná, la fuerte sequía que se siente en el campo ya ha comprometido al menos un 30% de producción de soja.
El ingeniero Rubén Sanabria, representante de la Coordinadora Agrícola del Paraguay (CAP), indicó que la situación actual es dramática y que los productores están desesperados. Para esta campaña sojera, en Alto Paraná se plantaron 900.000 hectáreas.