Actualmente existen 25 millones de personas cuidadoras no remuneradas, quienes dedican 7,5 horas semanales en promedio a asistir a personas mayores. Mantener esta relación requeriría aumentar ese contingente hasta 60,5 millones en 2050, un objetivo difícil de alcanzar. Además, el 60% de estas cuidadoras son mujeres, quienes asumen tareas más intensivas, menos flexibles y de mayor demanda física y emocional.
El reparto desigual incide directamente en el mercado laboral: las mujeres cuidadoras tienen 8 puntos porcentuales menos de probabilidad de acceder a un empleo remunerado y, cuando lo logran, trabajan dos horas menos por semana en promedio. También enfrentan altos niveles de estrés (71%), soledad (55%) y depresión (34%), de acuerdo con el reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ¿Quién cuida? Cómo apoyar y reconocer a quienes cuidan de personas mayores en América Latina y el Caribe (ALC).
Del lado del cuidado remunerado, la región cuenta con 3 millones de trabajadoras, número que debería elevarse hasta 14 millones en 2050 para cubrir la demanda proyectada. Sin embargo, este sector presenta limitaciones estructurales: predominan la informalidad, la falta de formación y los salarios bajos, que en promedio representan el 90% del salario mínimo. Además, 37% de las cuidadoras remuneradas no cuenta con ningún tipo de capacitación formal.

Como se mencionaba, el envejecimiento acelerado de ALC está generando una presión creciente sobre los sistemas de cuidados, y Paraguay no escapa a esta tendencia. Los datos del BID muestran que el país cuenta con 189.000 personas cuidadoras no remuneradas, de las cuales 125.000 cuidan dentro del hogar y 64.000 fuera del hogar.
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En el contexto regional, la cifra es relativamente baja, pero debe interpretarse considerando el tamaño poblacional del país. A modo de comparación, Argentina registra 1.198.000, Brasil 9.187.000 y México 7.078.000. La región totaliza 24.995.000 de cuidadoras no remuneradas. Esto coloca a Paraguay en el grupo de países con menor volumen absoluto, pero no necesariamente con menor intensidad relativa, dado que la demanda de cuidados crece al mismo ritmo que la población adulta mayor del país.
El BID destaca que el cuidado recae, principalmente, en las mujeres, un patrón visible también en Paraguay. Entre personas de 30 a 59 años, las mujeres cuidadoras paraguayas dedican 34 horas semanales al trabajo remunerado, frente a 37 horas de mujeres no cuidadoras. En los hombres, la diferencia es más significativa: 46 horas para no cuidadores y 36 horas para cuidadores, con una brecha de 10 horas. En promedio regional, la brecha total es de 2 horas, lo que evidencia que Paraguay enfrenta un impacto mucho más profundo en su fuerza laboral.
El efecto económico es claro: cuanto más tiempo destinan las personas -especialmente mujeres- al cuidado no remunerado, menor es su participación en el mercado laboral y más limitada es su capacidad de generar ingresos. Esto no solo afecta al hogar, sino también al crecimiento económico agregado, dado que se reduce la oferta laboral disponible y se frena la inserción plena de las mujeres en sectores productivos.
Paraguay con 33.762 cuidadoras remuneradas

El panorama en el cuidado remunerado también revela desafíos importantes. Paraguay cuenta con 33.762 personas cuidadoras remuneradas, una cifra muy inferior a Brasil (cerca de 1,4 millones), México (431.664) o Argentina (229.614).
Dentro del total paraguayo, 1.060 corresponden a cuidadoras institucionales, 6.543 trabajan en el hogar y 26.159 son trabajadoras domésticas con responsabilidades de cuidado.
En conjunto, los datos posicionan a Paraguay como uno de los países más expuestos al impacto económico del envejecimiento. Con una oferta limitada de cuidadoras remuneradas, una elevada carga de cuidado no remunerado sobre las mujeres y una brecha de horas laborales superior a la media regional, el país enfrenta riesgos sobre su productividad, su mercado laboral y la sostenibilidad del bienestar familiar.
El organismo sostiene que la región, incluido Paraguay, necesita invertir de manera urgente en formación, profesionalización y apoyo a cuidadoras remuneradas y familiares, para evitar que la transición demográfica derive en una crisis social, laboral y fiscal de gran magnitud.
Acelerado envejecimiento
Envejecimiento acelerado de ALC está generando una presión creciente sobre los sistemas de cuidados, y Paraguay no escapa a esta tendencia.
Mujeres cuidadoras
Paraguay se posiciona como uno de los países más expuestos al impacto económico del envejecimiento y con oferta limitada de cuidadoras remuneradas.

