Para enfrentar desafío del 2023 en Itaipú, Paraguay debe prepararse ya

El 2023 será decisivo, fundamental en la historia actual de nuestro país, específicamente en Itaipú, un año que tiene para el sector Energía de nuestro país hasta dimensiones liberadoras, porque el numeral VI-Revisión del Tratado, Anexo C “Bases Financieras y de Prestación de los Servicios de Electricidad” del Tratado, podrá “revisarse” después de 50 años de dura vigencia.

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Subrayemos que la connotación diplomática del verbo revisar implica actividades como controlar, verificar, auditar y que según la segunda acepción que le atribuye el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) significa “...someter una cosa a un nuevo examen para corregirla, repararla o comprobar su funcionamiento y validez”.

El objetivo más legal y legítimo de los últimos años

La conquista de este objetivo, el más legítimo y legal de los últimos años de la República del Paraguay, plantea enormes exigencias, especialmente en lo concerniente a la preparación de nuestros políticos, técnicos, etc., de cuyas canteras saldrán los futuros administradores de los intereses nacionales, o sea presidentes, legisladores, jueces, directores, consejeros, negociadores, etc.

Replicarán algunos que aún faltan siete años, lapso que inclusive excede los límites de un período gubernamental. Reiteramos empero que el desafío que nos plantea el 2023 es el más grande, crucial, de los últimos 50 años. Por consiguiente la fase preparatoria, aun cuando tan sólo se trate de la selección de los futuros negociadores, debe arrancar ya, sin justificaciones y mucho menos excusas.

Si para integrar la Albirroja buscamos a los mejores futbolistas, incluso no escatimamos recursos y mucho menos hacemos diferencias de clubes, países en los que juegan, o cualquier otro prejuicio que fuere; ¿por qué actuaríamos de otra manera a la hora de conformar el equipo que nos representará en el 2023? O sea, sin considerar los partidos a los cuales están afiliados, las profesiones que ejercen o la clase social de la cuál proceden.

¡Claro! Un objetivo tan superior, reiteramos, tiene exigencias ineludibles. La excelencia en la calificación de los convocados debe tener como base de sustentación un patriotismo a toda prueba, así como una acrisolada honestidad y entrega sin condiciones a la causa nacional. Motivos sobran, si la intervención de la Albirroja en el torneo mundial de fútbol quita el sueño e incluso llena de ansiedad a muchos compatriotas, recordemos que la copa del 2023 tiene un contenido infinitamente superior, en todos los sentidos, se la mire del ángulo que se la mire, incluso en recursos financieros.

El equipo negociador, así como trabaja la dirección técnica de la Albirroja, debe contar con brillantes estrategas, absolutamente idóneos para contrarrestar las jugadas del contendor, por más habilidosas que fueren y tener el pulso muy firme a la hora de golpear o contragolpear, inclusive para hacer los cambios necesarios si algunos de los integrantes de la selección no están a la altura de las circunstancias.

Otro contenido de la copa del 2023, el saldo deudor imputado a la Entidad Binacional, debe ser cero, razón por la cual es muy importante que los administradores paraguayos de turno de Itaipú no cometan el error de aceptar nuevos préstamos y menos aún con tasas usurarias, como se acostumbró en el pasado con Eletrobrás.

Itaipú cuenta con el mecanismo tarifario para evitar que haya un saldo deudor anual y que se acumule, basta que sus responsables exijan su aplicación. Insistimos, la binacional no debe llegar al 2023 arrastrando un saldo deudor.

Sólo así podremos aspirar a una tarifa de energía eléctrica más accesible, genuinamente promotora del desarrollo. No olvidemos que hoy más del 60% de la tarifa de la usina corresponde a sus compromisos financieros.

Si observamos el actual comportamiento de la demanda del sistema eléctrico nacional, recién en el 2030 el mercado nacional podría aprovechar toda la energía que le corresponde en Itaipú, mientras habrá excedentes, que en el presente, en forma obligatoria, según el Art. XIV del Tratado, debemos ceder a nuestro socio a cambio de una ínfima compensación del Gobierno brasileño, que no tiene relación alguna con el Justo Precio que consagra el Acta de Foz, el acuerdo bilateral que hizo posible Itaipú, tampoco con los precios de mercado, un principio universal que inexplicablemente fue abolido en la Binacional.

La copa que pretendemos incorpora también una libertad sin cortapisas para que negociemos nuestro excedente, con terceros o con Brasil, pero a precios de mercado.

(*) Director de la revista Mundo de la Electricidad. Exconsejero de Yacyretá.

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