El rol del Estado debe ser encarar la reforma con una serie de proyectos tendientes a ampliar la capacidad de transporte de la energía eléctrica y dar seguridad en la distribución, ya sea con inversiones privadas o en conjunto, público-privadas, con base en un programa dentro de un plan estratégico nacional que permita recuperar el atraso de las inversiones postergadas y también una verdadera integración del sistema interconectado nacional.
Sin importar el nombre de ministerio o secretaría de energía con que se lo designe, con la creación de esta institución se debe anular las administraciones islas con las que se manejan la ANDE y las binacionales para seguir una política energética sincronizada desde el Gobierno nacional.
A partir del ministerio o secretaría de energía, para iniciar, se debe crear inmediatamente un ente autárquico regulador del mercado energético, para implementar, controlar y supervisar el cumplimiento del marco legal; un ente autárquico de comercialización de la energía y una comisión de política energética, con respetables profesionales del sector.
Con esto se podría comenzar una transición al mercado eléctrico paraguayo, permitiendo la productividad y competencia para atraer las inversiones extranjeras, con mayor protagonismo privado, con esquemas de contrataciones, generando mayor eficiencia entre ofertantes y demandantes y otros mecanismos que dinamicen el mercado.
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Las inversiones privadas deben buscar especialmente en aumentar la capacidad de transmisión y distribución, principales déficits de la ANDE, que debería tener su rol preponderante, especialmente como administrador y operador de sistema y como órgano encargado de los despachos económicos del mercado eléctrico paraguayo.
Impulsar la democratización del mercado nos permitirá en los próximos años un crecimiento económico sostenido y sustentable, factor determinante para el combate a la pobreza.
Esta reforma debe convertirse en detonante del desarrollo nacional y generador de empleos para los paraguayos, así como ocurrió en los países que realizaron una reforma energética, liberando al Estado para tenga una mayor atención y dedicación a la población en las áreas de salud, educación, seguridad y la pobreza.
Este es el momento y estoy optimista que llegaran mejores momentos a partir de los cambios y a partir de la actitud de la civilidad y la madurez de todas las fuerzas políticas.
(*) Especialista del sector energético.
