Carta a la tierra (3)

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Un mundo verde.
Un mundo verde.ABC Color

En la actualidad hay movimientos internacionales determinantes en la toma de conciencia del deterioro del medio ambiente.

Tenemos que decidir, y pronto.

Sus formulaciones llevan a plantear la alternativa de un nuevo modelo de sociedad y una transformación en los estilos de vida.

Es improbable que nuestra generación sea capaz de resolver el problema del deterioro del medio ambiente, pero un reto tan dramático como el que hoy nos interpela puede ayudarnos a tener conciencia de lo absurdo e inhumano de una sociedad fundada sobre el lucro, obsesionada por el tener más y ser más.

Tenemos que decidir, y pronto, qué tipo de sociedad queremos para nosotros y para las generaciones venideras. Tan decisivo es esto, que del resultado de esta lucha depende que la vida en este planeta sea posible o no. Lograr normalizar la calidad del medio ambiente es la condición esencial de la existencia de la vida misma.

Las relaciones de las personas con su medio no serán agresivas, ni de deterioro, cuando las relaciones sociales entre las personas son relaciones fraternales.

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Todos sabemos que la vida depende del equilibro de la naturaleza terrestre; allí se desarrolla la vida, por eso se llama biosfera. Pero si la biosfera —nuestra casa— es agredida hasta los límites de su capacidad, agredimos la vida misma.

El discurso del cacique Seattle

«Si os vendemos estas tierras, tendréis que recordar que ellas son sagradas, y deberéis enseñar a vuestros hijos que lo son, y cada reflejo fantasmal en las aguas claras de los lagos habla de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo del agua es la voz del padre de mi padre. Los ríos son nuestros hermanos, ellos calman nuestra sed. Los ríos llevan nuestras canoas y alimentan a nuestros hijos.

Nuestra manera de ser es diferente a la vuestra. La vista de vuestras ciudades hace doler los ojos al hombre de piel roja.

He visto miles de búfalos pudriéndose sobre las praderas, abandonados allí por el hombre blanco que le disparó desde un tren en marcha. Soy un salvaje y no comprendo cómo el humeante caballo de vapor puede ser más importante que el búfalo al que solo matamos para poder vivir.

Todas las cosas están relacionadas como la sangre que une a una familia. Aun el hombre blanco, cuyo Dios se pasea con él y conversa con él de amigo a amigos, no puede estar exento del destino común. Quizás seamos hermanos, después de todo. Lo veremos. Sabemos que el hombre blanco descubrirá algún día que nuestro Dios es su mismo Dios. Ahora pensáis, quizás, que sois dueños de nuestra tierra; pero no podréis serlo. Esta tierra es preciosa para Él y el causarle daño significa mostrar desprecio hacia su creador. No comprendemos lo que será cuando los búfalos hayan sido exterminados, cuando los caballos salvajes hayan sido domados, cuando los recónditos rincones de los bosques exhalen el olor a muchos hombres y cuando la vista hacia las verdes colinas esté cerrada por enjambres parlantes. ¿Dónde está el espeso bosque? Desapareció. ¿Dónde está el águila? Desapareció. Así termina la vida y comienza el sobrevivir...»

El autor de este fragmento es el jefe Seattle de la tribu swamish, de los territorios del noreste de los Estados Unidos que ahora forman el estado de Washington. Se trata de una carta que Seattle envió en 1955 al presidente Franklin Pierce en respuesta a la oferta de compra de las tierras de los swamish.

Actividades

1 Entresaca del texto las ideas que te gustaría difundir en el colegio, en la familia y la comunidad.

2 Elabora con ellas un texto que exprese tu postura acerca de la defensa del medio ambiente.

Fuente: MEC (2000) Formación Ética y Ciudadana 9. Asunción, Paraguay.