Funciones de la evaluación

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La evaluación educativa es un fenómeno de extraordinaria complejidad en el cual se acumulan las funciones diferenciadas y a la vez entremezcladas, que en la EEB adquieren una especial relevancia.

Estas funciones, que se mantienen en todos los niveles y etapas del sistema educativo, no pueden ser ignoradas en su conjunto, a pesar de que alguna de ellas adquiera mayor importancia en algún nivel o situación.
1 -La evaluación como diagnóstico: la evaluación permite saber cuál es el estado cognoscitivo y actitudinal de los alumnos. Este diagnóstico permitirá ajustar la acción a las características de los alumnos, a su peculiar situación. El diagnóstico es una radiografía que facilitará el aprendizaje significativo y relevante, ya que parte del conocimiento de la situación previa y de las actitudes y expectativas de los educandos.

2-La evaluación como selección: la evaluación permite al sistema educativo seleccionar a los estudiantes. Mediante la gama de calificaciones, la escuela va clasificando a los alumnos. Unos son eliminados porque no llegan a sus niveles mínimos. Otros van situándose en puestos de diferentes categorías según la clasificación. Esto es así, mal que le pese al profesor. En muchos momentos, el sistema actúa tomando como regencia las clasificaciones escolares: la elección de carrera universitaria, la elección de puestos de trabajo, la demanda de becas y ayudas… Esta selección se realiza en la EEB, aunque de forma peculiar: despierta expectativas en los padres sobre el porvenir de sus hijos, sienta la base para el éxito posterior, distribuye elogios a los niños, contrasta resultados… En la EEB empieza a funcionar la comparación selectiva.

3-La evaluación como jerarquización: no es casualidad que el único evaluado del sistema educativo en el sistema educativo sea el que ocupa el último lugar en la escala jerárquica: el alumno; de allí la necesidad de reflexionar para que ese proceso no sea utilizado como un recurso opresor, sino de ayuda. La capacidad de decidir qué es evaluable, cómo ha de ser evaluado, qué es lo que tiene éxito en la evaluación confiere un poder al profesor. Un poder real, no siempre moral. Lo cierto es que la evaluación opera como un mecanismo de control. El control se ejerce a través del poder de los informes de la capacidad de aprobar y suspender.

4-La evaluación como comprobación: las pretensiones educativas sobre aprendizaje se concretan en actividades instructivas. El resultado de las mismas puede ser de comprobación a través de la evaluación. Es un mecanismo elemental y aparentemente simple. El riesgo se corre cuando se simplifica excesivamente el proceso: esto es lo que hay que aprender y esto es lo que ha aprendido.

5-La evaluación como comparación: la evaluación, cuando se realiza en el aula, encierra una faceta comparativa. Todos los alumnos son evaluados de forma parecida y a todos se les exigen unos conocimientos mínimos. Es más, se pretende aplicar unos mismos criterios para realizar una evaluación justa. Los alumnos consideran arbitraria e injusta una evaluación que no mide a todos con una misma vara. Los resultados adquieren significación en su dimensión comparativa. El alumno sabe cómo le han ido las cosas si compara los resultados con lo que ha conseguido el compañero. Un criterio de referencia sobre la evaluación individual es el contraste con la evaluación de los otros.

Para reflexionar: la evaluación desempeña diversas funciones, es decir, sirve a múltiples objetivos, no solo para el sujeto evaluado, sino de cara al profesor, a la institución escolar, a la familia y al sistema social. Su utilidad más llamativa no es, precisamente, la pedagógica, pues el hecho de evaluar no surge en la educación como una necesidad de conocimiento del alumno y de los procesos educativos.

(Gimeno Sacristán, 1992. Dr. Miguel Ángel Santos Guerra).
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