La frase viene muy a propósito de las personas que en estos momentos están padeciendo el efecto de la inundación.
Las organizaciones dan cuenta que el número de evacuados por las inundaciones se estima en más de 200 000 personas, pero las nuevas precipitaciones que han elevado el nivel del río, hicieron que muchas familias más dejaran sus casas, creando de esta manera un considerable aumento de damnificados.
Lo cierto y concreto es que si las condiciones climáticas y el aumento del nivel de las aguas se mantienen estacionarias, o en el peor de los casos va en aumento, la realidad de los damnificados se tornará más alarmante. Un punto crítico es el hacinamiento que conlleva las penurias de convivir en espacios reducidos e improvisados; esta situación se convierte en un caldo de cultivo para la proliferación de cualquier tipo de enfermedades, creándose así como consecuencia un ambiente no apto para la supervivencia.
Ante la tremenda realidad por la que están atravesando estos compatriotas, lo que menos se espera son actitudes de indiferencia. Al respecto el papa Juan Pablo II, en ocasión de su visita a nuestro país, en mayo de 1988 dijo: «la solidaridad nos ayuda a ver al otro –persona, pueblo o nación- no como un instrumento cualquiera (…), sino como un semejante nuestro, una ayuda para hacerlo partícipe como nosotros del banquete de la vida al que todos los hombres son igualmente invitados por Dios».
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Es sabido que una de las características del pueblo paraguayo es la solidaridad manifestado en los momentos críticos.Por eso, apelando a esta capacidad que nos caracteriza, esta es la hora para dinamizar los mejores esfuerzos, instituciones educativas, universidades, empresas, asociaciones, fundaciones, entre otros –sin sacarle protagonismo a los organismos estatales- para responder eficazmente al llamado de tantos compatriotas que necesitan una expresión solidaria a fin de salir a flote en este mar de impotencia en la que se encuentran.
¿Qué podemos hacer?
Los lugares de concurrencia, escuelas colegios, empresas entre otros, deben ser los sitios donde se propicie el deseo de ayudar a los necesitados. Ellos necesitan
. Ropas en buen estado.
.Abrigos: colchón, sábanas, frazadas, entre otros.
. Zapatos, botas, zapatillas en desuso (en buen estado).
. Alimentos no perecederos.
.Agua potable.
. Alimentos.
Actividades.
1.Nos organizamos en la familia, y vemos qué podemos ofrecer a los hermanos necesitados.
2.Nos organizamos en la escuela y en el colegio y vemos qué podemos dar a los damnificados.
3.Nos organizamos en el barrio y todos nos solidarizamos con los afectados por la crecida del río.
Fuente
Riquelme Carlos.2014. ABC Digital. Caleidoscopio Ambiental, «No existe inundación» (en línea). Consultado 18.07.14. Disponible en http://www.abc.com.py/
