Los hábitos alimentarios en la infancia

Durante los primeros años de vida se asimilan los hábitos alimentarios que luego se consolidan y se mantienen en la edad adulta, por tal motivo es importante una correcta educación nutricional para que el crecimiento y desarrollo sean óptimos.

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Lo que se aprende de niño comúnmente se proyecta en los siguientes años y llega a perdurar toda la vida. El aprendizaje de los hábitos alimentarios está condicionado por numerosas influencias que pueden proceder de la familia (donde se tienen en cuenta los factores sociales, económicos y culturales), del ámbito escolar y, últimamente, a través de la publicidad.

El desayuno

Todas las comidas del día son importantes para el niño; el desayuno, por ejemplo, es la primera y necesaria ingesta posayuno. Si se realiza de manera rápida e insuficiente en nutrientes, el organismo del escolar no renovará completamente sus reservas energéticas para poder desarrollar sus actividad durante la mañana y el resto de la jornada, lo que podría afectar su rendimiento académico. Es importante que los padres dediquen más tiempo a esta comida para evitar un desequilibrio en los hábitos alimentarios y el estado nutricional del niño. Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), es vital que la alimentación se desarrolle en la mesa y no en el sofá ni frente a la televisión y tampoco mientras realicen la tarea escolar.

Dar el ejemplo

Cuando los niños no consumen los alimentos ofrecidos en la casa y los padres les ofrecen otro tipo de alimentos es otro factor negativo: se convertirá en un círculo vicioso y siempre recurrirán a esa estrategia. Los padres deben obligar a comer de manera saludable a sus hijos explicándoles acerca de los beneficios que recibirán con ello.

Los niños aprenden y llevan a la práctica lo que ven en el hogar. El consumo de alimentos energéticos y bajos en fibra, la disminución de la actividad física y a los estilos de vida sedentarios son factores practicados por los propios padres hoy en día a nivel mundial. Entonces, si se piensa en un plan de desarrollo de buenos hábitos, los primeros en adoptarlos deben ser los progenitores. En caso contrario, las consecuencias son peligrosas, debido a que el sobrepeso y la obesidad en los niños se asocian con la aparición de enfermedades crónicas, como diabetes mellitus no insulino dependiente, cardiopatía coronaria, hipertensión arterial y dislipidemia (niveles altos de colesterol y triglicéridos en sangre).

También en la escuela

No solo en el aula se aprende, también los recreos deben ser educativos. Las cantinas deben ofrecer comidas saludables, donde los escolares puedan adquirir hábitos que les permitan optar por frutas, lácteos y los alimentos detallados más adelante, recomendados por el Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición (INAN), dependiente del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social. Un niño bien alimentado tiene más energía para un mejor desempeño escolar y en la actividad física. La organización estatal destaca que los alimentos consumidos en el recreo no deben reemplazar al desayuno o a la merienda de la tarde; por tal motivo, los alimentos seleccionados deben ser nutritivos y de fácil digestión.

¿Qué comer en el recreo?

En su material Recreo Saludable, el INAN recomienda el consumo semanal de los alimentos que figuran en el recuadro.

(*) El lic. Antonio Danei es director de la carrera de Nutrición de la Universidad Autónoma del Sur.

nutrición@unasur.edu.py

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