La lglesia resumió lo que piensa la ciudadanía

Este artículo tiene 6 años de antigüedad
La lglesia resumió lo que piensa la ciudadanía
Caló, ABC Color

Entre todos “La honestidad debe ser como el aire que respiramos! Necesitamos más que nunca que este valor cruce transversalmente todas las actividades del Gobierno y de la ciudadanía, donde las autoridades nacionales y los miembros de la Iglesia seamos los primeros en llevarlo a la práctica”. Monseñor Ricardo Valenzuela

La Iglesia Católica, como ocurre cada festividad de la Virgen de Caacupé, realizó una evaluación de la situación de nuestro país, en el que le dedicó un capítulo muy especial a la justicia paraguaya.

Un resumen de las necesidades y la percepción la dio el obispo Ricardo Valenzuela, en presencia del presidente de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Jiménez Rolón, y de la fiscala general del Estado, Sandra Quiñónez.

“En estos momentos aparece con toda su dramática urgencia la necesidad de la plena vigencia de una Justicia respetable y eficiente. Si no, ¿a dónde recurrir para probar nuestra culpabilidad o inocencia? Los tribunales de justicia nacieron en la sociedad de los hombres para superar la ley de la selva; para hacer innecesaria la violencia, para asegurar el derecho y la convivencia”, dijo a modo de introducción.

Pero luego puso el dedo en la llaga al responsabilizar al Poder Judicial y al Ministerio Público de los problemas delictivos que azotan al ciudadano común.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

“Toda ola de inseguridad y violencia debe llevarnos a pensar en la administración de la justicia. Hace tiempo venimos reclamando un saneamiento de nuestros Tribunales; es necesario que en nuestro país los jueces y fiscales recuperen credibilidad”, enfatizó.

Monseñor Valenzuela alertó que la falta de respuesta puede llevar a acciones equivocadas con prácticas que ya se creían superadas, como por ejemplo, buscar la solución por sí mismo.

“Ninguna paz es estable mientras no se asegure una justicia incorruptible, competente, eficaz. Si no, ¿a dónde acudiremos? ¿Volveremos a hacernos justicia por manos propias? La recta administración de la justicia es la máxima aspiración del hombre”, puntualizó.

Luego explicó el motivo por el que le dedicó un capítulo de su homilía a la justicia, al tiempo de evidenciar la necesidad de sanear el sistema.

“Somos testigos de la angustia de nuestros fieles que se sienten huérfanos ante una justicia que muchas veces no encuentran. Necesitamos el imperio de la justicia insobornable, de la igualdad ante la ley justa. Es urgente el respeto a la verdad y a la persona humana. ‘El Señor juzgará a los pueblos por su verdad’”.

Este mensaje fue la conclusión de otros com el caso del obispo emérito Mario Melanio Medina, que recordó que hubo cambios en el Poder Judicial, pero que aun falta mejorar, en evidente alusión a los hombres nuevos del Poder Judicial, entre ellos Jiménez y Manuel Ramírez Candia (este ministro también estuvo ayer en la Misa Central).

Medina también expresó su desconfianza hacia la fiscala general Quiñónez, de quien dijo que no va a investigar al expresidente Horacio Cartes, porque fue él quien la puso al frente del Ministerio Público.

Ante lo había advertido monseñor Francisco Pistilli, obispo de la Diócesis de Encarnación, quien sostuvo en su homilía de Caacupé que una justicia que no es eficaz en su servicio, no es verdadera, y se vuelve un instrumento de corrupción que denigra al ser humano.

La narcopolítica también fue otro tema abordado por los pastores de la Iglesia, como hecho que debe ser erradicado.

Monseñor Gabriel Escobar, obispo del Vicariato Apostólico del Chaco, recordó que nuestro compañero de trabajo Pablo Medina fue víctima de la mafia asociada a la clase política, en tanto que el presbítero Blas Arévalos clamó para que la narcopolítica sea erradicada.

La violencia de género también fue factor de preocupación en el enfoque de los sacerdotes, como por ejemplo lo hizo ayer a la madrugada Mario Villalba, inspector de la Congregación Salesiana, que simplemente resumió las preocupaciones expresadas en homilías anteriores por el obispo Lucio Alfert, obispo del Vicariato Apostólico del Pilcomayo, o el mismo Ricardo Valenzuela.

El punto es que la iglesia ha decidido hacerse eco de lo que siente la gente: que el Poder Judicial está muy alejado de la ciudadanía y que el Ministerio Público no responde a las expectativas.

El cambio en la Justicia está en pleno proceso. A la vista está un nuevo concurso por un cargo en la Corte.

El máximo tribunal dio señales de transparencia, la fiscalía llevó al banquillo de los acusados a políticos que nadie imaginaba iban a estar alguna vez en esa situación.

Pero no basta. Hay una exigencia ciudadana de que el sistema judicial tome el lugar que le corresponde y deje de lado la contaminación exógena que tanta desigualdad ya ha ocasionado.

El compromiso alcanza a la misma Iglesia al tener un cupo en el Consejo de la Magistratura a través de la Universidad Católica y otro en el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados.

ocaceres@abc.com.py