El crimen del aduanero en el barrio Santísima Trinidad

La madrugada del 19 de agosto de 2000 el despachante de aduanas Mario Rufino Ríos Alcaraz fue encontrado muerto dentro de su vehículo en una calle del barrio Santísima Trinidad de la capital. Presentaba dos heridas de bala en el cuello. La investigación, que apuntaba a un posible trasfondo pasional, quedó en la nebulosa, sin llegar a la captura del asesino.

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El cuerpo sin vida del despachante aduanero de 48 años había sido encontrado a las 00:30 dentro de su camioneta Nissan doble cabina de color gris, que se encontraba estacionado en la calle 8 de Junio casi Sargento Martínez del barrio Santísima Trinidad de la capital, con el motor apagado. De acuerdo al diagnóstico forense, el cadáver presentaba dos heridas de bala en el cuello y su deceso se produjo al instante.

Un vecino del lugar que escuchó la detonación de los disparos y que posteriormente salió de su casa para verificar lo que acontecía, manifestó a los agentes policiales que observó el vehículo estacionado en la dirección mencionada más arriba con el motor apagado, pero con las luces encendidas.

No obstante, añadió a su testimonio que momentos después vio a dos hombres jóvenes que extrañamente se acercaron al rodado y apagaron los faros, para después desaparecer raudamente de la escena del crimen.

Posibles aristas del homicidio

Atendiendo que los responsables del asesinato no robaron la camioneta ni las pertenencias del infortunado, los investigadores policiales descartaron al instante que el motivo del homicidio había sido el robo.

Las fuentes basadas en las declaraciones de su esposa indicaron que la noche anterior al hallazgo del cuerpo, minutos antes de salir de su casa en Fernando de la Mora, el despachante había recibido una llamada telefónica de parte de una persona desconocida y que tras cortar la comunicación quedó totalmente trastornado.

La pesquisa continuó su rumbo y reveló que la víctima fue vista esa misma noche en varios pubs de la capital frecuentado por homosexuales, indicios que llevaron a la deducción de que había un posible trasfondo pasional detrás del misterioso crimen. Tal hipótesis se reforzó debido a que lo vieron junto con otras tres personas que abordaron su camioneta Nissan doble cabina para partir con rumbo desconocido.

Los investigadores, sin embargo, tampoco descartaron la posibilidad de que el homicidio doloso pudiera estar vinculado con el trabajo que desempeñaba y pudo haber sido derivación de un serio desentendimiento con un eventual cliente, según algunas opiniones.

Por tal motivo, agentes policiales de la sección Homicidios de Investigación de Delitos allanaron la oficina de Ríos Alcaraz, situada en el piso 16 del edificio “Ayfra” del microcentro de Asunción, en busca de alguna evidencia incriminatoria que les ayudara a dislucidar el caso.

En el procedimiento se incautaron de varios documentos, sin embargo la investigación quedó en la nebulosa y no se pudo saber su desenlace.

cazenave@abc.com.py

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