Los mexicanos se despertaron tarde de una realidad y les ha costado más de 100.000 muertos en los primeros años de este siglo XXI. Si hubieran entendido la profundidad del problema no hubieran llegado al punto que la palabra “mexicanización” o “colombianización” tienen un impacto peyorativo y posiblemente injusto en especial para los que luchan contra este flagelo. Pero no se analizaron las causas en muchas de estas coberturas. Situación política de baja institucionalización, leyes permisivas y sin capacidad de ejecutarlas en el terreno, salarios bajos de los combatientes de este negocio que mueve millones de dólares y una notable subestimación social que lleva a que muchos afirmen que en zonas de alta infestación del narcotráfico los ciudadanos digan: “no pasa nada aquí si no te metes con ellos”. De ahí al siguiente paso en que sus autores se convierten en los referentes institucionales de las necesidades de la gente es solo una cuestión de mero trámite.
UNA MIRADA REFERENCIAL
La ausencia de perspectiva de la prensa muchas veces le saca la posibilidad de abordar con realismo el problema. No poseer información cierta del conjunto de la región y cómo una demanda de ciudades como São Paulo o Buenos Aires puede generar una fuerte sacudida en territorio paraguayo es una de ellas. Además de la cuestiones internas como la baja rentabilidad de los cultivos tradicionales, el abandono del Estado de un vasto territorio, la pobreza consolidada en más de tres generaciones son algunos de los temas en los cuales tendríamos que fijarnos con mayor atención para lograr entender la complejidad del problema que se aborda. La mera cobertura de un hecho circunstancial que puede ir desde la captura de un alijo de drogas, su volumen, valor de mercado y guarda circunstancial hasta que el mismo grupo delictivo rescata la droga son parte de un problema más complejo que entiendo la prensa no ha querido o desconoce cómo abordarlo. Hace falta una mirada más profunda de la economía, de la sociedad, la política, para lograr comprender el complejo mundo que rodea a este negocio considerado entre los cinco más rentables a nivel mundial.
Una agenda dominada por el hecho criminal de su trasiego le saca el necesario contexto que requiere para entender este relato de la criminalidad que también hoy constituye un serio problema para nuestro país. La cantidad de muertos puede parecer pequeña si comparamos con las cifras del Brasil donde anualmente mueren de causas violentas más de 53.000 personas y muchas de ellas tienen que ver con el tráfico de drogas y su combate. El supuesto texto de Marcola escrito por un dramaturgo de ese país en torno a uno de los criminales más temidos de ese país es una síntesis de las cosas que deberían hacerse desde el Estado para evitar que las drogas y la criminalidad se enseñoreen en el país. La conclusión lamentable de ese texto es un tanto pesimista debido a que el autor no observa una verdadera voluntad de disminuir los efectos del consumo y la comercialización de estupefacientes.
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A veces también la tentación de convertirnos en legisladores antes que exégetas priva a la sociedad de la necesaria claridad que se ambiciona en casos tan complejos como estos. Ordenamos que las cosas se hagan de una u otra manera, pero dejamos a un lado el dar elementos de contexto que permitan que el texto termine solo: en un pretexto. Requerimos una visión más amplia de estos temas. Es preciso ver el análisis de expertos, promover un debate público que profundice en realidad las aristas de una cuestión que va mucho más allá de la legalización o no del consumo. Creemos tontamente muchas veces que la ley por sí sola acaba con la realidad cuando en verdad lo que pretendemos es convertirla a ella en un fetiche al que solo por invocarlo o fregarlo se consigue el objetivo.
En un país como el nuestro con más de 60.000 órdenes de captura emitidas y no cumplidas, donde solo el 5% del que comete un delito es procesado y un 1% es condenado... ya vemos como afirmaba Gary Becker el premio Nobel que la llamada “economía del crimen” funciona demasiado bien para que alguien muy ingenuo crea que solo con la ley es suficiente. Los Estados americanos que pasaron leyes de consumo de marihuana están ante el reto de observar en los hechos cómo funciona lo que han establecido como mecanismo disuasorio al negocio del crimen que tiene en EE.UU. a uno de los grandes consumidores a nivel mundial. Uruguay en la región está ante el mismo reto, la posición política del Frente Amplio colocó al país como “moderno” y lo puso en la tapa de los grandes medios informativos mundial, pero no saben aún los resultados que esta medida podría imponerse a corto plazo. No me extrañaría que debido a los malos guarismos retornen a la vieja política. Hay muchos interrogantes planteados con este problema y no hay respuestas certeras ni contundentes. Estamos tanteando, probando... sobre el terreno mientras los sicólogos o sociólogos modernos hablan de una realidad social y económica compleja a la que es difícil abordar no solo con los parámetros antiguos sino incluso con los modernos. De nuevo los tópicos dominan este escenario aunque aquí cabría decir que hemos pasado los paraguayos de percibir el problema de las drogas como un asunto de “gente rica” para observarla en las esquinas de nuestras calles y en los crímenes que se cometen como consecuencia de su consumo.
Nos faltan mejores estadísticas. La expresión aquella que dice que lo que no se mide no existe, se puede aplicar al problema de las drogas en nuestro país. Los números deben ser registrados de manera mucho más profesional de forma tal que la información se desarrolle en un marco comparativo que permite entender mejor la complejidad del problema.
No es infrecuente que los medios de comunicación nos muestren la lucha de familias enteras contra el consumo de drogas en sus hogares aunque cuando vemos la realidad del centro de adicciones en Asunción es imposible no volverse pesimista ante la cruda realidad que nos devuelve como espejo. Es importante obtener cifras y números de consumidores, de áreas, de franja etaria, de sexo... de variables que nos digan cuál es el drama que las drogas esconden cuando se manifiestan entre los consumidores.
EL IMPACTO DEL NEGOCIO
La muerte del comunicador Pablo Medina el año pasado en manos de una red unida al narcotráfico en un perdido pueblo de frontera ha sido un detonante favorable para hurgar al interior de los partidos políticos y observar cómo el costo de campaña cada vez mayor se convierte en un gran estimulante a que los narcotraficantes ingresen a la política, formen con candidaturas propias no solo apoyando a algunos nombres en la lista de casi todos los partidos. La muerte violenta de comunicadores es un drama que lo han vivido colombianos y mexicanos a lo largo de estos años y se ha dado también en otros países donde las denuncias en medios de prensa azuzaron la respuesta violenta de los barones de la droga. Paraguay ya tiene desafortunadamente varios casos sin resolver, lo que promueve antes que limita los hechos violentos contra los comunicadores.
Las drogas mantienen un activismo único en varios aspectos de la vida cotidiana del Paraguay con escasa institucionalidad democrática, serios problemas de inequidad económica, una política clientelista que estimula la irrupción del dinero sucio en las campañas y una ausencia del Estado en varias zonas del país especialmente en áreas fronterizas. Todo eso vuelve estimulante la actividad ilícita y aunque la prensa comunique los hechos con mucha valentía, no será posible luchar frontalmente contra ellas si no sabemos en profundidad sus causas y los mecanismos que reduzcan su impacto en la sociedad.
Las noticias hoy solo proyectan miedo y con ellas a veces parálisis cuando lo que necesitamos es un activismo cívico valiente que enfrente con éxito a este flagelo que subvierte el sentido de la democracia y suma cadáveres en la lista ignominiosa del narcotráfico.
Obs. Extracto de la ponencia en el 1er. congreso nacional de adicciones que tuvo lugar el pasado 6 de marzo en Asunción.
*Doctor en Derecho y profesor de universidades paraguayas, latinoamericanas, europeas y de EE.UU. Ha realizado cursos de posgrado en Navarra (España), Oxford (RU), Minnessota, Syracuse y Harvard (EE.UU.); de esta última ha sido Visiting Scholar, en el 2008.
