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El experto comentó que todos llevamos un teléfono en el bolsillo y que todavía hay muchas cosas que podemos enseñarle a hacer al dispositivo. “Entre los recién nacidos de nuestro laboratorio está, por ejemplo, el Weibo Agent, que analiza el perfil del usuario en Weibo, el equivalente a Twitter en China, y una vez que lo aprendió va en busca de tuits y personas que podrían ser interesantes”, explicó. Además, indicó que es capaz de responder en lugar del usuario a eventuales mensajes recibidos, y en las primeras pruebas obtuvo óptimas opiniones de los usuarios.
El principal problema por resolver, en el que están trabajando muchos laboratorios del mundo, es cómo hacer que el dispositivo saque las conclusiones sobre el usuario a partir de los datos a disposición.
Los algoritmos necesarios, extremadamente complejos, son capaces por ejemplo de combinar los datos del GPS del smartphone con los tuits o las publicaciones en Facebook, valiéndose también de las aplicaciones utilizadas para abstraer un comportamiento.
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“Si por ejemplo tomo todos los días un café, el smartphone podría avisarme que es el momento justo, pero dialogando con los otros dispositivos vecinos podría darse cuenta de que tal vez todos están tomando café al mismo tiempo, y por lo tanto me diría que espere. O si tengo que salir y llueve, podría sugerirme que lleve paraguas”, agregó Qiang que considera que las potencialidades de este tipo de inteligencia son enormes.