Ramón Bataglia proviene de una familia de médicos. Su padre, del mismo nombre, es también ginecólogo. El doctor comenta que es un apasionado de su materia, y sus acciones argumentan tal afirmación: apenas terminó la carrera de medicina en la Universidad Nacional de Asunción, viajó al Brasil para cursar allí el posgrado y, más tarde, siguió con sus estudios en otros países del mundo. Pasó por un sinnúmero de sociedades y organizaciones médicas hasta llegar a presidir, en el 2011, la Federación Latinoamericana de Sociedades de Ultrasonido en Medicina y Biología. “En realidad, nunca pensé ocupar ese puesto. Fue una eventualidad”, expresa. El periodo que estuvo al frente de dicha organización fue de dos años, que le bastó para expandir su experiencia y, por supuesto, seguir ayudando a sus colegas y pacientes. En mayo de este año, en ocasión del XIV Congreso Mundial de Ultrasonido, llevado a cabo en San Pablo, Brasil, fue nombrado miembro de la Federación Mundial de Ultrasonido en Medicina y Biología, institución sin fines de lucro que fomenta la investigación y la promoción de la cooperación internacional, y la difusión de información científica. “Fue un momento muy importante para mí. Me emocioné. Yo nunca me imaginé ocupar ese cargo. Las oportunidades llegan no cuando uno las busca, sino cuando lo buscan a uno. Además, soy muy nacionalista. Siempre miraba flamear la bandera nacional en todos los eventos de medicina y, para mí, era motivo de orgullo”, cuenta.
Representante
Representar al continente americano ante la sociedad mundial es una experiencia fantástica para el galeno. “Compartir con sociedades científicas, colegas con un gran nivel académico y científico, y pasando muchas veces necesidades comunes, con algunas excepciones, es grandioso. Latinoamérica en sí, desde México hasta la punta de la Argentina, se caracteriza por tener maneras de ver y sentir muy diferentes al resto de los continentes, y eso es lo que nos hace únicos. La capacidad de adaptarnos a las necesidades que tenemos y poder abrir un poco nuestra mente a cosas innovadoras nos caracteriza”, manifiesta.
Su ingreso a la sociedad mundial, dice, es una brillante oportunidad para profundizar en la formación de los jóvenes paraguayos interesados en la medicina, que buscan aprender, expandirse y convertirse, de esta forma, en buenos profesionales. “Esa posibilidad de relacionarnos con las grandes sociedades médicas del mundo y lograr convenios o proyectos de educación es una gran ventaja que se tiene ocupando este lugar, paralelamente a la actividad principal que uno desempeña: llevar adelante una federación en representación de varios países de América. Y con más razón que hemos ascendido un peldaño más. Existe un montón de comisiones de educación continua, de intercambio, inclusive de búsqueda de lugares para abrir centros de excelencia médica en el área de obstetricia y ginecología”, sostiene.
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Lo que busca el doctor Bataglia es formar a buenos médicos y aprovechar las posibilidades que ofrece ser parte de un organismo mundial. “Siempre trato de traer agua a mi molino. Ahora que existe la posibilidad de establecer contacto con universidades y entes vinculados a la educación y la formación continua del mundo, tengo presente a mi país en primer lugar. Antes no disponíamos de esta oportunidad y cada uno se abría camino por su cuenta. Ahora, desde la UNA, de manera institucional, queremos firmar pactos de becas e intercambios, e ir ensanchando horizontes”, afirma.
Con respecto a las tazas de mortalidad infantil en nuestro país –que según el último estudio de Unicef, denominado Situación del derecho a la salud materna, infantil y adolescente en Paraguay, por día mueren cuatro neonatales– el galeno apunta que se debe insistir en la educación de las personas para reducir aquellas cifras. “Debemos comenzar primero por la educación y la tolerancia”, indica.
Apostar por la educación
El Dr. Bataglia insiste en la educación y prevención como medios para vencer los obstáculos que se presentan a diario. Para él, las vías para sortear las barreras sociales existen, solo se necesita actuar. A la vez, enfatiza en la necesidad de hablar varios idiomas además del castellano y el guaraní. “La buena formación en el campo profesional específico de cada uno, acompañado del manejo de otras lenguas, abre todas las puertas hacia el éxito”, expresa. Apasionado por su profesión, comenta que aunque no le reditúe mucho dinero, trabaja en lo que ama, sirviendo a las personas. “A mí me gusta todo lo relacionado a dar vida. La obstetricia trabaja con las embarazadas y la ginecología con la mujer. Trabajar con una mujer que guarda en sus adentros un ser que nacerá, compartir sus experiencias, sus miedos y también sus alegrías, es una gran satisfacción”, finaliza.
Texto jose.riquelme@abc.com.py
