Una pluma que emerge

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De carácter alegre y sonrisa amplia, Fabiola Beatriz Espínola Castillo (36) llevó una vida sosegada y bienaventurada desde niña. A los 25 años, su dicha se amplificó cuando se casó con Luis, y trajo al mundo tres niños: Luis Enrique (11), Esteban Daniel (7) y Santiago David (5). Su entorno familiar, sin embargo, se vio trastocado por el cáncer diagnosticado a su marido, y tras un largo proceso de lucha contra la enfermedad, Luis falleció en 2013; el día que debían haber celebrado su décimo aniversario de bodas.

El dolor de la pérdida fue devastador, pero Fabiola aprendió a canalizar el sentimiento escribiendo. Así se originó su primer libro: Desde mi alma, en el que expresa sus pesadumbres en formato de prosa. Lanzado al mercado editorial en 2014, el texto –que transmite fe, gratitud y valentía– se ha convertido en líneas de autoayuda para personas que buscan superar una pérdida y, además, le abrió a Fabiola la posibilidad de transmitir su experiencia a través de conferencias y talleres. Su segundo texto, Desde mi cepillo de dientes, vio la luz hace unos meses. En este, la autora hace una reflexión sobre la convivencia matrimonial y los obstáculos a los que se enfrenta una pareja que busca la felicidad. Aún con mucho que transmitir, Fabiola proyecta su siguiente libro para finales de este año.

¿Qué te motivó a iniciar con la pluma?

Fueron muchas las personas que, de cierto modo, motivaron el nacimiento de mi primer libro. Cuando mi marido, Luis, se enfermó, empecé a postear en Facebook algunos pensamientos y lo que sentía en esos momentos. Fue así que la escritura, que tanto me gustaba en mis años de adolescencia, fue nuevamente aflorando. Mis contactos comenzaron a compartir mis escritos, luego empezaron a pedirme que escribiera regularmente; me decían que les hacía bien leerme, que les ayudaba a mirar la vida diferente, a valorarla. Tras la muerte de Luis seguí escribiendo y, aunque no siempre lo compartía, descubrí que mi propósito de vida era tocar vidas con mi experiencia.

¿Hacia qué sentimientos enfocás tus líneas?

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En setiembre de 2014 empecé con un poemario, en el que compartí pesares relacionados a la vida, la muerte, la soledad y la felicidad. Bajo el título Desde mi alma, con el tiempo se transformó en un texto de autoayuda. Mi segundo libro, Desde un cepillo de dientes, nació en marzo de este año, cuando escribía los apuntes para brindar una conferencia para parejas. Sin planificarlo, tenía en las manos el formato de un nuevo texto, en el que se abordan temas relacionados a la relación de pareja e interpersonales. Es un libro corto y sencillo en el que invito a mirar el vínculo afectivo que existe entre dos personas, partiendo de mi vivencia. El destino me llevó a encontrar un día el cepillo de dientes de Luis. Por primera vez estaba acomodado en su sitio, luego de ser la razón durante 10 años de peleas diarias y sin sentido. Decidí que ese cepillo de dientes hablaría a otros, tal como en ese momento me habló a mí.

¿Cómo recordás el momento en que te enteraste que tu marido padecía cáncer?

Nos casamos en 2003 y disfrutamos 10 años de convivencia. Luis falleció la fecha en que cumplimos 10 años de matrimonio, minutos después de renovar nuestros votos de amor. Supe de su enfermedad un día en que mis cuñadas nos visitaron. La inesperada cortesía me llamó la atención y vaticinaba que algo no andaba bien; era muy raro verlas reunidas. Al leer el resultado de los análisis se paralizó mi mundo y las preguntas, ideas e ilusiones me colapsaron. Como profesional de la salud tenía cierto conocimiento y sabía lo que nos esperaba. Era una rara sensación de vacío e incertidumbre.

¿Cómo fue el proceso de aceptación y vivir con la realidad de una muerte anunciada?

Sumamente difícil. Yo tenía un ritmo y una manera de asimilar lo que nos estaba pasando, y Luis tenía otra; no nos entendíamos. Empezamos una carrera contra el tiempo, a vivir momentos que postergamos o de los que antes nos privábamos. La enfermedad iba causando estragos en él, en nuestra pareja, a nuestra familia. Pero, además de lidiar con ese proceso, me aboqué a observar otros aspectos; me concentré en los cuidados de Luis Enrique, Esteban Daniel y Santiago David, en la contención psicológica que necesitaron, y a prepararlos para perder una parte de sus vidas. Busqué consolidarme laboralmente; sabía que en cierto tiempo ya no contaría con la ayuda económica de Luis. Me vi obligada a aprender a sonreír cuando, en realidad, deseaba romper en llanto. No es fácil ver cómo una persona amada es consumida por una enfermedad.

Con tres hijos pequeños, ¿cómo superaste la tragedia?

Los primeros meses fueron duros, y aunque mis hijos asistieron durante dos años a terapia psicológica para afrontar y superar la pérdida de su padre, uno nunca está preparado para aceptar la muerte. Vencimos días muy emotivos y todavía, a diario, superamos juntos momentos difíciles; pero con el tiempo, los niños y yo aprendimos a sobreponernos de las malas experiencias con la alegría que a Luis le hubiera gustado. Empezamos a ver la vida y pensar diferente, así como a valorar a las personas que tenemos con nosotros; a despegarnos más de lo material y, sobre todo, a mantener la fe y ver lo hermoso de la vida.

Tenés una Licenciatura en Kinesiología. ¿Seguís ejerciendo la profesión?

Sigue siendo mi vocación de cabecera; mi especialidad es la reeducación postural y rehabilitación cráneo-cervical. Además, culminé la carrera de Psicología y este año defiendo mi tesis. Pero como también soy coach motivacional, mi idea es ir alejándome de la Kinesiología, dedicar más tiempo a charlas y conferencias. Me estoy adentrando en ese mundo; me motiva mucho poder ayudar a otros a replantear sus vidas.

¿Tenés planes de seguir escribiendo?

Estoy puliendo líneas y tengo en planes lanzar varios libros más. El más próximo de estos versará sobre los aspectos que me ayudaron a salir del dolor que me causó la pérdida de mi marido y lo que me motivó a seguir siendo feliz.

Su propia experiencia le mostró la grandeza de la vida y, a pesar de los infortunios, sacó a flote a sus hijos. Lejos de bajar los brazos, ella emergió de entre las cenizas y tomó vuelo para triunfar.

Los números en Paraguay

Estadísticas del Ministerio de Salud Publica (MSPyBS) señalan que el 15 % de las muertes en el país es a consecuencia del cáncer. Es la segunda causa de muerte después de las enfermedades cardiovasculares. Cada año se diagnostican alrededor de 10.000 personas con cáncer, en proporciones iguales tanto en hombres como mujeres.

El cáncer de próstata, pulmón, mama y cuello uterino son los más frecuentes, y según las estadísticas, uno de cada tres personas fallece.

La adopción de hábitos saludables puede contribuir a la prevención, mientras que el diagnóstico temprano de lesiones precancerosas es fundamental para lograr el tratamiento oportuno.

Como medida preventiva para el desarrollo de esta enfermedad es necesario disminuir los factores de riesgo, como el tabaco, la mala alimentación y el alcohol.

Fabiola Espínola

Licenciada en Kinesiología y Fisioterapia por la UNA, inició su carrera de escritora tras el dolor de perder a su amado. Hoy, con dos libros en su haber, brinda ayuda motivacional a través de charlas y talleres, y trabaja en su siguiente ejemplar literario.

nadia.cano@abc.com.py

Fotos Gustavo Báez, gentileza