Zooterapia

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Se conoce como la terapia que deja huellas, sana el alma y calma los males. Esta técnica consiste en la intervención asistida de animales cuya compañía contribuye al bienestar de las personas solitarias o enfermas.

El primer antecedente respecto a la efectividad de la zooterapia o terapia asistida con animales se remonta a 1792, en Inglaterra, donde un grupo de pacientes aquejados de enfermedades mentales fueron tratados mediante esta propuesta. Durante el experimento se observaron mejorías en la socialización e integración individual al entorno habitual, y fue gracias a este resultado que, en 1867, los animales de compañía intervinieron en el tratamiento de epilépticos en Bielefeld (Alemania), dentro de una institución especializada para personas autistas, aunque luego se extendió a otras enfermedades. Posteriormente, en el hospital de convalecientes de la Fuerza Aérea del Ejército en Pawling, Nueva York, en 1944, se organizó el primer programa terapéutico de rehabilitación de los aviadores. Conocida es la historia de un teniente que debido a una grave lesión en una pierna no tuvo más remedio que permanecer internado durante mucho tiempo. El joven solicitó a sus médicos tratantes un perro como compañía, ya que no deseaba sentirse en solitario. Le entregaron un cachorro pastor alemán y, pocos meses después, el paciente demostró un destacado funcionamiento físico, social, emocional y sensorial. Pero en 1953, el psiquiatra Boris M. Levinson recibió en su consultorio a una madre y su hijo, quien había atravesado un largo proceso terapéutico sin éxito. El perro del experto, Jingles, directamente se acercó al chico y comenzó a lamerlo. El niño, lejos de asustarse, lo acarició y abrazó, y fue entonces cuando el especialista pensó en incluir a su mascota en la terapia para resolver problemas.

Lo que comenzó como una casualidad, hoy, se conoce como actividad asistida por animales (AAA) y terapia asistida por animales (TAA). “El primero consiste en un programa que propone encuentros o visitas en los que el animal juega un papel básico. Las sesiones no son individuales, sino entre varios participantes, pero sin concentrarse específicamente en uno de ellos. La TAA plantea una serie de objetivos para la recuperación de aquel paciente que no haya presentado mejorías con la medicina tradicional. La persona que controla este proceso es un fisioterapeuta o psicólogo”, comenta el doctor Raúl Tuma, médico veterinario y máster Ph. D., en la Universidad de Toulouse, Francia.

Existen varios tratamientos, como la delfinoterapia, que mejora las capacidades psicoemocionales. Se funda sobre el desarrollo de una relación entre un paciente y un delfín en un ambiente acuático, convirtiéndose en un método neuroestimulante e interactivo por las ondas ultrasónicas emitidas. La equinoterapia, por su parte, proporciona una ayuda psíquica a partir de la presencia de un caballo como mediador terapéutico. Concierne a los adultos y niños que sufren alguna patología mental. En la caninoterapia, la asistencia del perro motiva a los pacientes, disminuye el estrés, alivia la depresión y ansiedad, y normaliza las situaciones complejas. Por otro lado, la gatoterapia estabiliza la salud física y mental a través de una interacción amorosa.

En nuestro país, el doctor Tuma, junto con la Asociación de Ciencias Veterinarias del Paraguay, implementó, en el 2007, el programa zooterapia con especialistas, como el adiestrador Jorge Becker y la psicóloga Cristina Sevilla. Ejecutaron la iniciativa específicamente en hospitales, hogares de niños y adultos mayores. En el 2010 establecieron una pausa en este proceso, pero en la actualidad analizan su reactivación. “Nuestro objetivo era proporcionar a las personas un interés diferente a partir de la interacción con los animales. Hemos sido testigos de numerosas historias emocionantes, y las atesoro en el corazón”, finaliza el respetado veterinario, consagrado al cuidado y protección profesional del rubro que adoptó como vocación de vida.

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Los militantes del genuino amor hacia las mascotas saben que el cariño más sincero y fiel es el que estas nos proporcionan.

Testimonio cinematográfico

En el 2009, en los Estados Unidos, se estrenó el largometraje The Horse Boy. La cinta expone los beneficios que aportan los equinos a un niño con autismo. Relata la historia de un chico que con poco más de dos años se comunica escuetamente con su entorno y accidentalmente entabla contacto con algunos caballos. Este hecho le cambió la vida, mejorando significativamente su estado anímico. Si bien la zooterapia no es una cura, se ha comprobado que su mediación atenúa notablemente la sintomatología.

dbattilana@abc.com.py