Por Graciela Galeano (18 años)
Ya no querés escuchar los compromisos que asumen los políticos, porque decís que siempre es la misma historia, ¿o sos de los que se preocupan y creen en el cambio, que todavía hay mucho por hacer, protestando ante las injusticias? Lo cierto es que, lo quieras o no, a todos nos afectan directa o indirectamente las decisiones que se toman a nivel país y más las que corresponden a las elecciones de las futuras autoridades.
Sabemos que la mayoría de los candidatos hablan con los ciudadanos, escuchan sus quejas, los visitan y abrazan, esperan el flash de las cámaras y la presencia de periodistas cuando hacen sus “buenas obras”, pero al ser elegidos, se olvidan de la gente que los votó y la prensa se convierte en su peor enemiga porque prefieren que esta no vaya adonde ellos van ni sepan lo que hacen. Sin embargo, tenemos la obligación de votar y el derecho de exigir el cumplimiento de sus propuestas.
¿Qué podemos hacer al respecto? Varias veces nos sentimos impotentes al saber que no podemos hacer mucho por cambiar la realidad de la patria, pero cada uno debe empezar por elegir a las personas que considere mejores para los cargos públicos y no vender su conciencia a cambio de dinero o favores. Porque si nosotros cedemos nuestros votos, por otros cinco años o quién sabe cuántos más, seguiremos sufriendo como consecuencia la falta de soluciones a la necesidad social.
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En muchos candidatos se pueden visualizar el egoísmo y la obsesión por el poder. Parece un sueño inalcanzable pensar que un día los políticos de todos los bandos se pongan de acuerdo y olviden sus intereses personales para servir al pueblo (que es su único trabajo), pero es tan frustrante aceptar que, en nuestro querido y mal administrado Paraguay, el cambio verdadero con la justicia, paz y libertad por ahora solo están presentes, de manera íntegra, en los colores de nuestra bandera.