El cuerpo humano está concebido para moverse, todo se encuentra en constante movimiento y creación: células, sangre, estímulos nerviosos, etc. El poco movimiento, jornadas prolongadas de trabajo, la alimentación inadecuada para la tarea realizada y la falta de ejercicios son los factores determinantes del sedentarismo en el trabajo.
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El confort propicia cada vez más el poco esfuerzo físico, la mayoría de las personas caminan y se mueven menos. Los autos, las máquinas agrícolas y también las industriales, los electrodomésticos, los ascensores y las escaleras mecánicas hacen que nos movamos lo mínimo.
La falta de ejercicio físico es perjudicial para el sistema cardiovascular; el corazón tiene menos capacidad de bombear sangre, los vasos sanguíneos pierden elasticidad y se vuelve menor la capacidad de absorber oxígeno. En tanto, en el sistema respiratorio disminuye la capacidad de intercambiar gases (aportar oxígeno y eliminar dióxido de carbono). Por ejemplo, en los huesos y las articulaciones genera la osteoporosis, debido a la pérdida de calcio, propensión a la artrosis, artritis y reumatismo.
Mientras que en el sistema muscular, se da la pérdida de masa, tono muscular y pérdida de flexibilidad; y en el sistema nervioso, pérdida de reflejo y fatiga crónica.
Importancia de la actividad física
La actividad física aumenta la circulación sanguínea y la sangre adhiere el calcio a los huesos, mantiene las articulaciones y los músculos flexibles.
Una secretaria de vida sedentaria es propensa a sufrir dismenorrea, ser estreñida, tener hemorroides, a la hipertensión y, por supuesto, a un cambio en lo estético por la gordura localizada de abdomen.
Un chofer de ómnibus, no solo estará excedido de peso, sino también será hipertenso, estreñido y tendrá hemorroides, y si fuma, tendrá menos capacidad de aportar oxígeno y eliminar dióxido de carbono, pudiendo desarrollar prontamente dificultades respiratorias.
Pero si ambos hicieran un paréntesis durante el trabajo, ejercicios de 30 minutos diarios, evitarían muchas de todas estas complicaciones. Debemos ayudar al cuerpo con una rutina de ejercicios para que elimine a través de los intestinos, riñones, la piel y los pulmones los productos de descomposición y que, además, aportan el oxígeno necesario al organismo.
Existe mucha diferencia entre hacer un trabajo (cargando bultos, limpiando la casa) y hacer ejercicios. En el primero, el cuerpo está a disposición de una actividad, en el segundo, el cuerpo está a disposición de sí mismo.
La única manera de revertir el sedentarismo es cambiando de hábitos, porque tener un tiempo para caminar, o hacer ejercicios diariamente durante 30 minutos, supone una serie de ajustes en el horario.
Eso puede significar levantarse media hora antes todas las mañanas o dejar de ver la novela de la noche y hacer caminata en la plaza del barrio, e incluso dentro de la casa, en el espacio que disponga. Además supone también cambiar la cantidad y la forma de comer, pues la alimentación influye en este proceso de sedentarismo.
Una persona con actividad que le ocasione poco desgaste físico, como una recepcionista o empleada administrativa, no necesita almuerzos con gran cantidad de calorías.