El estrés inespecífico estimula la secreción de prolactina, su influencia es muy variable de un individuo a otro.
Los estrógenos estimulan la liberación de prolactina, por este motivo se observa un aumento fisiológico normal de esta hormona durante el embarazo.
La lactación y el coito en la mujer, y el hipotiroidismo en ambos sexos, elevan los niveles circulantes de prolactina.
Acciones fisiológicas
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Las acciones fisiológicas de la prolactina solo se consideran importantes en la mujer gestante o lactante.
Durante el embarazo, la prolactina prepara la lactación, mientras que en el proceso de amamantamiento, el estímulo de la succión sobre el pezón provoca una descarga de prolactina que estimula la síntesis de las proteínas de la leche materna.
No se conocen con exactitud todas las acciones fisiológicas de la prolactina, pero sí se sabe cuáles son sus efectos patológicos.
En mujeres, su ausencia impide la lactación, y su hipersecreción provoca producción de leche en las mamas que no tiene relación con el parto (galactorrea).
También la hipersecreción de prolactina tiene un efecto inhibitorio sobre la secreción de gonadotropinas (hormonas que intervienen en la función de testículos y ovarios), lo que puede provocar ausencia de menstruación (amenorrea).
En varones, el incremento de la prolactina puede afectar la función adrenal y el equilibrio electrolítico. También puede provocar engrandecimiento de las glándulas mamarias (ginecomastia), algunas veces galactorrea, decremento de la líbido e impotencia.
Condiciones laboratoriales
Para medir la prolactina en sangre se solicita ayuno de ocho horas. La muestra se debe extraer a las dos horas después de despertar y de preferencia entre las 08:00 y las 10:00.
Para evitar el estrés el paciente debe permanecer en reposo durante los 20 minutos previos a la extracción de sangre.
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