A 50 años de ese primer vuelo

En agosto se recuerda medio siglo del momento en que una aeronave de Líneas Aéreas Paraguayas (LAP) levantara vuelo. Un antes y un después en la historia de la aeronáutica comercial de nuestro país.

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Hacia 1962, viajar desde Paraguay hacia otros puntos del globo constituía un importante problema. Es que, según recuerdan los expertos, la oferta de medios para cubrir las grandes distancias era escasa y aquella con la que se contaba dejaba mucho que desear.

La aviación comercial paraguaya llevaba todavía apenas algunos años en vigencia para aquel entonces. Se había iniciado poco más de una década antes con Paraguayan Air Service como la primera aerolínea de capital privado que ofrecía servicios en nuestro país. Pero el fracaso le llegó rápido y en 1957 tuvo que cesar sus vuelos.

Poco después surgiría la empresa Lloyd Aéreo Paraguayo S.A., que durante varios años fue la única alternativa para los interesados en viajar a larga distancia sin escalas.

Hasta que llegó 1962. En ese año, el entonces Tte. Cnel. Adrián Jara asumiría la comandancia de la Aeronáutica Militar. Apenas ocupó su cargo, en compañía de otros altos oficiales decidieron crear una línea aérea estatal.

Jara y sus compañeros presentaron el proyecto al entonces presidente paraguayo, el dictador Gral. Alfredo Stroessner. El ahora fallecido exmandatario vio con buenos ojos que Paraguay contara con una aerolínea de bandera nacional y decidió poner el proyecto en marcha.

Fue así que comenzaba a surgir Líneas Aéreas Paraguayas (LAP). El 18 de marzo de 1963 se firmó el decreto-ley que creaba oficialmente la aerolínea.

Ya a finales de 1962, el Estado paraguayo decidió comprar las tres primeras aeronaves para el nuevo medio de transporte. Eran tres aviones Convair 240-6, de manufactura norteamericana, que pertenecieran a Aerolíneas Argentinas.

Los tres aviones habían sido comprados como nuevos por Aerolíneas Argentinas a finales de la década del '40. Tenían capacidad para transportar a 40 pasajeros, además de seis tripulantes.

“Cuando LAP compró esas aeronaves ya tenían unos 13 ó 14 años de uso; no eran aeronaves demasiado viejas tampoco. En aquel entonces muchas aerolíneas, como Varig, seguían utilizando esos modelos”, recuerda el Lic. Antonio Sapienza, quien se define como un amante de la aviación y un investigador de la historia de la aeronáutica.

Tanta es su afición que hace algunos años decidió lanzar un libro sobre la historia de LAP, esa aerolínea en la que viajó tantas veces.

Varios meses pasaron desde la creación oficial de la aerolínea hasta que las aeronaves surcaran por primera vez los cielos ya con la bandera paraguaya puesta.

Durante ese tiempo, relata Sapienza, se pusieron a punto la tripulación, los aviones y todos los tratados necesarios con los países de la región.

El primer vuelo se realizaría el 20 de marzo de 1963, con presencia de autoridades e invitados. El viaje partió desde Asunción hacia Curitiba, Sao Paulo y Río de Janeiro.

Sapienza no duda demasiado al afirmar que LAP fue lo mejor que le pudo haber pasado a la aviación comercial paraguaya.

“En ese entonces, Lloyd Aéreo Paraguayo tenía ya bastantes dificultades y la llegada de LAP terminó fundiéndole”, expresa en conversación con ABC Color.

Es que, según él, la población necesitaba una empresa que le conecte rápidamente a los principales destinos a nivel regional. De ahí la importancia de la novel empresa estatal.

Durante los primeros años de funcionamiento, LAP volaba solo a Curitiba, Sao Paulo y Río de Janeiro, además de Montevideo y Buenos Aires. Al cabo de un tiempo se borró a Curitiba y Río del itinerario por no ser muy rentables.

En 1969, la empresa adquiriría tres nuevas aeronaves. Esta vez fueron Lockheed L-188 Electra C, que alguna vez pertenecieron a Eastern Air Lines. Con la llegada de los nuevos aviones, los horizontes se ampliaron para LAP, pues comenzó a incluir a otras ciudades de la región como destino.

Casi una década después, se volvería a ver una nueva ampliación. En 1978, LAP adquiriría tres Boeing 707-320 de la famosa aerolínea Pan American World Airways (Pan Am). Las nuevas aeronaves permitieron la llegada aún mucho más lejos: América del Norte y Europa.

En noviembre de ese año comenzaron los vuelos a Miami, Florida. A partir de febrero de 1979 se sumaron como nuevos destinos Madrid, España, y Frankfurt, Alemania. Todos estos vuelos se realizaban sin escala alguna.

Al mismo tiempo, los Electra seguían siendo los encargados para los vuelos regionales.

Elisa Ehrecke de Lezcano vivió gran parte de los años del esplendor de LAP como empleada de la empresa.

En conversación con ABC, relató que todos esos años han dejado un sinnúmero de experiencias y anécdotas. Estuvo a bordo de un avión que tuvo que realizar un aterrizaje forzoso en Buenos Aires y de un Electra que viajó al otro lado de la Cordillera de los Andes.

Como encargada de la atención a los pasajeros VIP, pudo estar cerca de gran cantidad de personas muy influyentes en ese momento.

Durante esos años, manifiesta, nacieron además sus tres hijos. Hoy, todos ellos ya tienen sus propios hijos. Resaltó el gran estándar de seguridad que se observaba durante los viajes para evitar cualquier inconveniente.

Hasta el golpe de Estado que derrocó al dictador Stroessner, LAP -como empresa estatal- era subsidiada por el Estado. Andrés Rodríguez, nuevo presidente de la República, ordenaría en 1989 que la aerolínea se mantuviera utilizando sus propios ingresos. Ese fue el comienzo del fin.

“Además de muchos otros factores. En aquel momento, no se tuvo la visión de cambiar las aeronaves, que ya eran antieconómicas para la época, y cambiar por equipos más modernos y que gastasen menos combustible. Siguieron con los mismos equipos hasta el final”, agrega Sapienza.

A todo esto se sumó la excesiva cantidad de empleados. La empresa, que a lo largo de su historia no contó con más de seis aviones al mismo tiempo en su flota, podía funcionar tranquilamente con 500 funcionarios. Cuando se cerró, contaba con 1.300 empleados, casi el triple de lo necesario.

Así, en 1994, con una deuda de US$ 40 millones, Líneas Aéreas Paraguayas debió ser privatizada, en un intento por salvar la empresa. ¿El precio? Unos US$ 20 millones, cantidad que -según Sapienza- estaba muy por debajo del valor real de la empresa, que seguía en funcionamiento, más aún con las rutas que utilizaba, lo que da un valor extra.

Un consorcio paraguayo-ecuatoriano adquirió LAP, que pasó a denominarse LAPSA. Luego de un año y medio decidió volver a vender la empresa, que fue adquirida por el Grupo TAM.

“Las rutas de LAP no se vendieron; las rutas pertenecen al Estado. Lo que hace TAM es explotar esas rutas. Si el día de mañana el Estado crea una empresa, o sea, crea una empresa nacional, tiene toda la potestad de quitarle parte de esa ruta para dárselas a esa aerolínea”, sentencia Sapienza sin titubear.

LAP sobrevoló los cielos durante casi 30 años. A lo largo de esas tres décadas, un sinfín de pasajeros y anécdotas pasaron por sus aviones.

Por citar alguna, aviones de LAP fueron encargados de transportar a dos dictadores y a un Papa de la Iglesia Católica.

El 5 de febrero de 1989, el Gral. Andrés Rodríguez, quien había liderado el golpe de Estado, ordenó que el depuesto dictador paraguayo Alfredo Stroessner fuera enviado al exilio en Brasil.

“Ordenó a una tripulación de LAP que lo lleve a Brasil. El Cnel. Maciel fue el comandante de ese vuelo”, afirma Sapienza. Se preparó un Boeing 707 con su tripulación completa para llevar al depuesto presidente y su comitiva.

Diez años antes, en 1979, otro dictador había volado en un avión de LAP. El nicaragüense Anastasio Somoza Debayle contrató una aeronave de la empresa para que lo trajera hasta nuestro país luego de haber renunciado a la presidencia. Algunos meses después, terminaría siendo asesinado en Asunción.

En 1988, una aeronave de LAP sirvió de transporte al papa Juan Pablo II durante su visita a Paraguay. El pontífice viajó a bordo de un avión de la empresa durante su visita a Mariscal Estigarribia. Cuando fue a otros puntos del interior del país, ya lo hizo con el transporte aéreo militar.

“Quisiera destacar el servicio a bordo que ofrecía LAP. Formaba parte todavía de ese glamour que era sinónimo de la aviación. Te servían con vajilla de porcelana, copas de cristal, con cubiertos de metal, tanto en clase económica como en primera”, asegura Sapienza.

“Ni antes ni después Paraguay contó con una aerolínea tan representativa de nuestro país”, finaliza.

En algunos meses más se cumplirán dos décadas desde la última vez que un avión de LAP levantó vuelo, y muchos recuerdan todavía sus años de auge con nostalgia, más aún cuando se deben esperar horas y horas en los aeropuertos de la región para tomar vuelos de conexión, porque ya no se cuenta con los servicios de esa empresa.

Los motores de las aeronaves han quedado en silencio, guardados quizás en algún rincón de un hangar donde recuerdan sus años de gloria. O quizás estén abandonados, olvidados por las autoridades, pero grabados en la memoria de quienes viajaron a bordo de esos aviones.

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