El monstruo de Frankenstein

Una mirada a la trayectoria fílmica de uno de los más emblemáticos monstruos de la cultura popular.

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Frankenstein es, al menos para la mayoría de la gente, un nombre que es inmediatamente asociable a una imagen concreta y clara. Cuando alguien dice “Frankenstein” uno inmediatamente conjura la imagen de un ser de gran tamaño, piel muerta y marcas de sutura.

Es una imagen marcada a fuego principalmente por el cine, y más específicamente por los clásicos filmes de monstruos que hicieron notorio al estudio Universal principalmente durante las décadas de 1930 y 1940, en las que recreaban la historia del monstruo que la autora Mary Shelley creó en su inmortal novela “Frankenstein”.

Cabe recordar que el “Frankenstein” no es el monstruo, sino Victor Frankenstein, el científico que lo crea -de hecho, la criatura no recibe un nombre en la obra de Shelley-, pero a través de los años la cultura popular ha unido intrínsecamente el nombre con la criatura. Incluso cuando una persona sabe que no es el nombre del monstruo, la mención de la palabra Frankenstein trae a la mente a la icónica criatura.

Mary Shelley publicó Frankenstein en el año 1818, en la cual el científico arriba mencionado, a través de un método que combina química con alquimia, trae a la vida un cuerpo hecho de partes de varios cadáveres. Frankenstein, al ver a su creación cobrar vida, se horroriza y lo abandona.

La critatura, descrita por Shelley como de más de dos metros de altura, con piel amarillenta traslúcida, largo cabello negro y, en general, perturbadoramente horrible, se ve condenada a vagar por los montes y bosques, eventualmente encontrando una cabaña de una familia de campesinos y ocultándose en el cobertizo adjunto. Escuchando las conversaciones de la familia aprende a hablar y adquiere cierto grado de educación.

Sin embargo, la horrenda apariencia del monstruo hace que la gente reaccione ante él con horror y hostilidad, lo que acaba haciendo que la criatura enfurecida jure vengarse de su creador por haberlo abandonado.

La novela de Shelley tuvo gran popularidad, y pronto numerosas puestas teatrales la recrearon variando la apariencia del monstruo, aunque la concepción más popular del personaje en ese entonces lo mostraba con piel azul y vestido con una toga.

Su primera aparición en el cine fue en 1910, en el que el monstruo (interpretado por Charles Ogle) presentaba una apariencia que incluía el pelo largo descrito por Shelley. Sin embargo, el aspecto del monstruo que se convertiría en un ícono mundial sería el del filme de 1931 con Boris Karloff, quien consiguió el papel luego de que Bela Lugosi, a quien los realizadores tenían en mente, rechazara el proyecto. Fue el artista del maquillaje Jack Pierce el que plasmó en Karloff la ahora icónica apariencia de la criatura, con la cabeza “plana” y el cabello corto, y detalles como las piezas de metal a ambos lados del cuello del personaje, aunque no está claro quién tuvo la idea original o quién contribuyó a qué en el resultado final.

Karloff interpretaría el papel en dos filmes más, La Novia de Frankenstein (1935) y El Hijo de Frankenstein (1939), y luego el personaje pasaría al famoso actor Lon Chaney Jr., quien había interpretado al Hombre Lobo, otra no menos emblemática película de Universal. La cuarta película, El Fantasma de Frankenstein (1942), no solo sería la única de Chaney Jr. como el monstruo, sino que también sería la última de Universal con la creación de Shelley.

Desde ese filme, la criatura sólo participaría en filmes “cross-over”, enfrentándose a otros icónicos monstruos de Universal. Lugosi finalmente asumió el papel en Frankenstein conoce al Hombre Lobo, con Chaney Jr. volviendo a su papel previo como el emblemático licántropo. El filme era una secuela directa tanto de El Hombre Lobo como de El Fantasma de Frankenstein. Como en los filmes anteriores, se suponía que el monstro tenía la capacidad de hablar, y Lugosi incluso filmó los diálogos, pero en post-producción los realizadores decidieron quitarle el habla.

Siempre manteniendo la misma apariencia básica, el personaje fue interpretado luego en tres ocasiones por Glenn Strange, en House of Frankenstein (1944) y House of Dracula (1945), que no solo incluyeron al Hombre Lobo de Chaney, sino al vampírico Conde Drácula, otra de las estrellas de Universal en la época e interpretado por John Carradine. Estos serían los filmes que establecerían al monstruo como un ser más similar a los zombis que dominan la cultura pop en la actualidad, un ser tambaleante, lento, torpe de movimiento e incapaz de hablar. Strange interpretó al personaje por tercera vez en la comedia Abbott y Costello conocen a Frankenstein (1948), que marcaría el inicio de una serie de filmes retratando el encuentro de los afamados comediantes Bud Abbott y Lou Costello con varios monstruos de Universal.

Hacia los años ’50, la fiebre por los monstruos de Universal fue muriendo, aunque el personaje del monstruo de Frankenstein no dejó de hacer apariciones, siendo quizá la más notable la interpretación del monstruo por parte de Christopher Lee en La Maldición de Frankenstein (1957). Fue la estatura del actor la que le aseguró el papel, el primero de sus varios trabajos con la productora Hammer, con la cual luego interpretaría a Dracula en varios filmes que lo cimentaron como una estrella internacional.

La Maldición de Frankenstein dio al monstruo una nueva apariencia –con Universal presionando fuertemente para que no se emulara el personaje que Karloff interpretó en 1931-, y marcó una resurrección de la popularidad de los filmes de terror gótico. El filme inspiró varias secuelas en las que el actor Peter Cushing repitió el papel del creador del monstruo, pero las criaturas eran distintas en cada una: La Venganza de Frankenstein (1958), The Evil of Frankenstein (1964), Frankenstein Created Woman (1967), Frankenstein Must be Destroyed (1970) y Frankenstein and the Monster from Hell (1974).

El monstruo tuvo también varias apariciones fuera del cine angloparlante: en la película japonesa Frankenstein conquista el mundo (1965) y su secuela del año siguiente, el corazón del monstruo de Frankenstein es enviado por la Alemania nazi a los japoneses para pruebas científicas en Hiroshima, cuando la ciudad es atacada por Estados Unidos con una bomba atómica, lo que causa que el corazón genere un cuerpo de niño que va creciendo en tamaño hasta hacerse gigante. Fue una producción del emblemático estudio Toho, apenas algunos años de su legendario Godzilla.

En 1973 se estrenó una sangrienta versión italo-francesa producida por el legendario artista plástico Andy Warhol, que fue presentada en 3D.

En 1974, el aclamado comediante Mel Brooks estrenó la parodia El Joven Frankenstein, con Gene Wilder como un descendiente del científico loco Victor Frankenstein que hereda el castillo de este en Transilvania, y recrea el experimento de aquél con resultados hilarantes. El filme fue un gran éxito de taquilla, con más de 86 millones de dólares recaudados, y es hasta ahora considerado una de las mejores comedias de la carrera de Brooks. En 1987 el monstruo fue recreado por la leyenda de los efectos especiales Stan Winston para la comedia de terror The Monster Squad, en la que una coalición de monstruos intenta conquistar el mundo, mientras un grupo de niños se les opone.

El cineasta británico Kenneth Branagh adaptó la novela de Shelley en 1994, con él mismo interpretando al doctor Frankenstein y Robert De Niro en el papel de la criatura. Aunque fue recibida con críticas mixtas, es considerada la más fiel adaptación hasta ahora, siguiendo casi al pie de la letra la novela original. Fue nominada al premio Óscar al mejor maquillaje.

La próxima aparición prominente del personaje sería en el taquillero filme de acción sobrenatural de Van Helsing (2004), en el que la criatura es un ser benévolo que es buscado por el Conde Drácula, quien lo ve como la clave para darle vida a sus hijos. El actor Shuler Hensley, quien interpretó al monstruo en el filme, repetiría el papel en la adaptación de Brooks de El Joven Frankenstein a musical de teatro.

Tras Van Helsing, las apariciones del monstruo se limitaron a miniseries televisivas o producciones teatrales, en las que el monstruo fue interpretado por actores como Luke Goss, Benedict Cumberbatch o Johnny Lee Miller.

Finalmente, el monstruo hace este año un regreso a las pantallas grandes en una versión totalmente distinta a las anteriores en Yo, Frankenstein, que se estrena este viernes en cines de Paraguay.

El filme del director Stuart Beattie, basado en una novela gráfica, concibe al monstruo de Frankenstein (interpretado por Aaron Eckhart) no solo como un ser mucho menos distinto a los seres humanos normales en aparencia, sino también como un habilidoso guerrero que se enfrenta a una raza de demonios por el futuro de la humanidad.

Será interersante ver qué forma toma la emblemática criatura en su próxima aparición cinematográfica, ya que al menos en el séptimo arte es, efectivamente, inmortal.

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