Cala: “Pedí limosnas para sobrevivir”

Descubrió su vocación de comunicador siendo un niño. A los 29 años, partió de Cuba a Canadá y tuvo que pedir limosnas para sobrevivir. El presentador de CNN en Español Ismael Cala comparte su historia de vida.

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Hoy es presentador estrella de la cadena CNN, señal en la que –a través de su ciclo de entrevistas “Cala”– se encarga de revelar el lado más humano de variopintas personalidades hispanas y estadounidenses como Don Francisco, Michelle Bachelet, Alejandro Sanz, Susana Giménez, Jennifer López, Larry King y Natalia Oreiro.

El recorrido que lo convirtió en la figura que es hoy ha sido largo, apasionado, pero afanoso. Su vocación de comunicador, según él mismo comenta, nacía en él cuando apenas era un niño. “Yo creo que mi capacidad para comunicar fue –gracias a Dios– sembrada desde muy pequeño. Donde primero yo leí en público fue en la iglesia, entre mis compañeros de la catequesis”, recuerda Cala, en una entrevista telefónica desde Miami.

Sin embargo, a sus 11 años su madre le prohibió a su abuela llevarlo a la iglesia católica, “porque la religión estaba muy mal vista por el gobierno cubano en ese momento”. Esas primeras experiencias le sirvieron para empezar a amar esa faceta que lo acompaña hasta hoy. “Entonces ahí dije primero: ‘Qué bueno se siente leer en público y compartir y que las demás personas te presten atención’”, recuerda.

Tal fue el entusiasmo que lo abordó al oficio, que con 8 años ya participaba de un programa de radio en Santiago de Cuba y a los 15 empezaba a hacer televisión. “Lo que hoy estoy haciendo ya lleva muchas décadas”, reconoce.

-¿Cómo fue el salto desde Cuba hasta convertirte en presentador de la CNN? Un salto que, en el tiempo, parece bastante distante…

-Sí, la verdad que es distante porque yo salí de Cuba hace 16 años, en 1998, y salí a Toronto, Canadá, con ganas de aprender más, de conquistar el mundo, de trabajar para –no solo mis hermanos cubanos– sino también para todos los que me lograran entender en el idioma español. Y, hasta con los sueños, en algún momento, trabajar en inglés.

Entonces, con esa maleta de sueños –y sin dinero, prácticamente, pero con todo lo aprendido en Cuba– y con mi educación en Cuba, que considero que fue excelente, pues en Toronto reinicié mi vida. Me tocó –como todo inmigrante, al principio– trabajar como mesero, pedir limosna, estar en iglesias, en cinco oportunidades… Pedí prestado a amigos para completar el alquiler en muchos de mis primeros meses en Toronto. Y, bueno, un proceso de aprendizaje, realmente.

Y CNN llegó en el año 2001, estaba todavía yo en Canadá, haciendo mi diplomado en producción de televisión: necesitaba 100 horas de pasantía para graduarme y, gracias a que encontré en CNN a un antiguo compañero de estudios, que era en ese momento productor y presentador en CNN, me reconecte con él y él hizo posible que yo fuera tres semanas a hacer mi pasantía en CNN, y ahí, bueno, pues yo me gané prácticamente el derecho de hacer la cobertura del papa Juan Pablo II, fue mi primera cobertura, en 2002, en Toronto, y realmente comenzó la historia. Una historia que lleva ya unos 13 años, desde el 2001… Estamos prácticamente en 2015 casi. Hubo una historia primero colaborando desde Toronto, luego como ‘freelance’ o contribuyente en Miami, luego como presentador en Atlanta, hasta que, finalmente, en el 2010 entro a la programación y nace este show de entrevistas “Cala”.

-En tu rol de comunicador resalta tu faceta de entrevistador. ¿Qué es fundamental, para vos, al momento de hacer una entrevista?

-Yo creo que para el momento de hacer una entrevista es fundamental tener curiosidad y tener realmente interés de aprender algo y conocer algo de esa persona que entrevistas. Igual uno se prepara, uno estudia al personaje, pero lo más importante que hace una buena entrevista es tu gran curiosidad por descubrir y saber más de esa persona, de su vida. Yo digo que las grandes entrevistas mías no son clases magistrales de técnicas de periodismo sino clases de psicología, porque lo que más se aplica en una entrevista es lograr una empatía con esa persona, hacer que se sienta respetada, escuchada.

-¿Te pasó, en algún momento, el caso de no congeniar con un entrevistado?

-La entrevista con el presidente Evo Morales sigue siendo hasta hoy la conversación menos típica de Cala. Y quizás la más difícil en ese sentido de que sí, hubo como un cortocircuito entre nosotros por una cancelación previa de la entrevista y por un reclamo que yo hice a la prensa y a la presidencia por el corto tiempo de la cancelación y que además se reprogramara. Cuando se reprogramó, a las 5:30 AM, en el Palacio de Gobierno de la Paz hizo, obviamente, que el presidente estuviera a la defensiva. Yo intenté no perder el control de la entrevista, pero sin dudas no fue la conversación que yo hubiera querido tener con el presidente Evo Morales. En algún momento quizás volvamos a encontrarnos.

-En Paraguay, es recordada la entrevista que hiciste con Lino Oviedo, a días de su muerte…

-Hubo muy buena química con Lino Oviedo. Grabamos una entrevista junto dos a tres días antes de haber sucedido lo del accidente, poco tiempo después de la grabación, y la entrevista salió inédita, de manera póstuma. Es la única vez que esto nos ha pasado en el programa y, la verdad, que lo lamentamos muchísimo porque lo conocí y, en ese breve momento –que fue más de media hora– fue con mucho respeto y conocí un poco de su historia y de sus deseos de poder acceder a la presidencia del país. Y, la verdad, que cuando esas cosas pasan uno se queda muy triste porque –cuando se enlaza con la vida de otra persona– esa vida cobra un valor muy importante en la memoria personal. Entonces, la verdad que lo lamentamos mucho.

Otra faceta de la carrera de Ismael Cala es la del autor inspiracional y orador, especialmente enfocado en la autoayuda. Ese aspecto es, justamente, el que lo traerá por segunda vez al país, esta vez para presentar su más reciente libro –Un buen hijo de P…–, una fábula que –según nos revela– quiere verla plasmada en la pantalla grande.

-Llama la atención tu perfil de conferencista y autor de textos de autoayuda, con el cual recorrés el mundo. ¿También es una vocación descubierta desde pequeño?

-Yo creo que desde joven también tuve la vocación para comunicar a través de la docencia, de la academia. Fui profesor cuatro años: dos años primero como instructor no graduado, aún estudiando mi cuarto y quinto grado en la licenciatura de Historia del Arte en la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, y luego, al graduarme, decidieron que me quedara dos años como profesor adjunto asociado, también para Historia del Arte. Di dos años clases ahí a los estudiantes de primer y segudo año, o sea que me gustaba siempre enseñar, porque en una enseñanza uno aprende constantemente.

Los estudiantes te hacen preguntas: tienes que vivir leyendo, escuchando, observando, y ese es el gran beneficio cuando uno se convierte en un conferencista o en un escritor: que, para escribir, tienes que leer, tienes que vivir, tienes que probar, escuchar. Para dar charlas y seminarios sobre desarrollo personal, que es lo que estoy haciendo, tienes que escuchar constantemente y leer los libros de otras personas. Entonces es un proceso de ganar, de aprendizaje: porque vas creciendo tú y aprendiendo, compartiendo tus herramientas.

En este momento, de todo lo que estoy haciendo, este es el área donde más realizado me siento.

-En tu libro anterior – que te trajo al país por primera vez en 2013– hablabas del “poder de escuchar”. ¿Sentís que el problema más grande del mundo de hoy es la falta de diálogo?

-Sin dudas, el mundo pudiera ser mucho mejor si nosotros escucháramos mejor y tuviéramos un propósito de poder ponernos en el lugar del otro. No ocurre. Nuestra sociedad cada vez nos está individualizando más. Nos está dando constantemente mensajes de felicidad y de frustración por lo que no tenemos, entonces todo lo que escuchamos y los bombardeos constantes que nos llegan de los medios de comunicación, no tienen peso. “No tienes el último iPhone, no estás actualizado”. Y todo ese mensaje de lo que nos falta, pocas veces vemos mensajes que parten de la gratitud, de agradecer y compartir lo que tenemos. Entonces, sí, yo he descubierto que el poder de escuchar es prácticamente algo que los seres humanos no ejercitamos porque estamos constantemente poniendo nuestros intereses por encima del bien común.

-En “Un buen hijo de P…” hablás de virtudes como la paciencia, la pasión y la perseverancia. ¿En qué consiste este libro que vas a presentar en Paraguay?

-Es un libro que es igual que el primero, un libro de crecimiento personal, desarrollo humano, búsqueda de la excelencia. Es un libro de autoayuda o de desarrollo personal; pero esta vez yo quise hacerlo a un lado. Tiene dedicatoria a mi mamá, a mis cuatro grandes mentores de mi vida… entonces descubrí mis tres “P” del éxito, claves de éxito en la vida, para ponerlas de una manera más divertida, entretenida y simple. A las personas que empezaron a leer les ha gustado. Yo espero que llegue a una película, porque es un libro de ficción, para que no quede en el libro sino también llegue al celuloide.

-¿Ya se la presentaste a algún cineasta o por ahora es una intención?

-Pues mira que no, pero voy a enviársela a varios… desde Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón, hay muchos. Tengo una lista. Ahí se los voy a enviar a todos a ver a cuál le interesa.

-Más allá del éxito que cosechaste, ¿en qué sentís que cobra vigencia en tu vida aquel pequeño cubano Ismael?

-Yo sigo conservando mi amor por la naturaleza. Crecí en la naturaleza. Sigo conservando el sentido de comunidad, porque yo viví en un pueblo pequeño y todos nos ayudábamos. Las puertas de las casas estaban abiertas constantemente. Yo veía a la vecina ya en mi cuarto (risas). ¡Sigo teniendo muchas cosas del pequeño, porque creció muy pequeño y valoró cada cosa que podía llegarle a su vida!

Yo creo que una de las cosas que tampoco he perdido del Ismael niño es una inmensa, infinita capacidad de asombro. Tomo aviones en este momento, a veces 4, 5, 6… y créeme que en cada vuelo que tomo mi capacidad de asombro sigue preguntándose cómo es ir entre las nubes, ¡qué increíble que el hombre haya conquistado el espacio del cosmos! Cosas así, que yo no las tomo por sentado sino que las celebro cada vez que me suceden.

El presentador y escritor cubano llegará a nuestro país para presentar su conferencia el próximo 12 de diciembre, en el Teatro del Banco Central del Paraguay. Las entradas están a la venta a través de la red Ticketea y tienen un precio de G. 190.000 (Preferencia), G. 450.000 (VIP Silver) y G. 880.000 (VIP Ismael Cala).

“Lo que esta experiencia tiene como propósito –explica Cala– es intrigar a la gente que a cualquiera de sus paradigmas hay que actualizarlos o hay que removerlos del todo de este disco duro que es el cerebro, para poder evolucionar y llegar a cumplir todos nuestros grandes sueños”.

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