Manos y corazón a la obra

La voluntad de un matrimonio hizo posible que un joven tenga la oportunidad de reemplazar un miembro perdido gracias a la tecnología 3D. El éxito del primer prototipo despertó interés pero falta apoyo para extenderlo a gran escala.

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María Graciela Cantero y Rubén Tabaracci además de ser compañeros de vida, sumaron sus conocimientos en neuropsicología e informática respectivamente para iniciar un proyecto de mejorar la calidad de vida a una de las franjas menos atendidas en lo que refiere a personas con discapacidad, los amputados. 

La profesional comentó a ABC Color en base a su experiencia profesional que hace 20 años atrás predominaban los accidentes cerebrovasculares, pero en la actualidad las lesiones más frecuentes tienen que ver con los traumatismos cráneo encefálicos, a causa principalmente de los accidentes de motos que a su vez causan cada vez más amputados.

“La sensibilidad de la sociedad y hasta de las propias instituciones del Estados y las oenegés encaran solamente lo que es déficit cognitivo y sensorial, quedando una brecha no atendida que son las personas que perdieron algún miembro, al faltarle por ejemplo una mano ya no pueden hacer muchas de las actividades que tenían incorporadas”.

Si bien existen profesionales e instituciones que asisten en servicios a personas con este tipo de lesiones, todavía hay pocos espacios de reflexión donde aborde a profundidad esta problemática que tiende a aumentar si se tiene en cuenta la cantidad de accidentes de tránsito que ocurren diariamente. 

Esta brecha fue la que motivó al licenciado Rubén a investigar sobre la tecnología 3D y constató que puede ser aprovechada para la fabricación de prótesis y de esta manera contribuir a una mejor calidad de vida de personas amputadas, en su mayoría son de escasos recursos. “Cabe aclarar que una prótesis no es un producto que puede adquirirse al igual que un anteojo, sino que implica un proceso mucho más complejo e interdisciplinario, no es soplar y hacer botella”, recalcó el Lic. Tabaracci.

Una de las diferencias sustanciales de esta tecnología es que cada diseño es personalizado de acuerdo a la necesidad del paciente teniendo en cuenta que ninguna lesión es igual a otra. No se trata de algo producido en serie, pues este tipo de prácticas se considera como antiética y por sobretodo ilegal, el brazo de Mauricio hubiese sido imposible sin la intervención de un psicólogo y de un terapeuta que trabaja en la adecuación del nuevo cuerpo.

Mauricio Cáceres es un humilde trabajador del departamento de San Pedro, que sufrió un grave accidente que le cercenó parte del brazo izquierdo el pasado año, quedando imposibilitado de hacer dos actividades consideradas por él como fundamentales, la primera tomar tereré y la segunda cortar los fiambres que comercializa en su almacén.

Gracias a la gestión del matrimonio que ya tenía contactos con gente del Uruguay donde hay impresoras profesionales, estos facilitaron la impresión del primer brazo finalmente a principios de agosto se hizo entrega y Mauricio se convirtió en el primer paciente en acceder a una prótesis impresa íntegramente en 3D, el ensamblaje del brazo estuvo a cargo del Lic. Tabaracci.

“Es un prototipo que llevó su buen tiempo, pero hoy Mauricio ya corta, toma tereré y hay cosas que puede alzar en paso y en volumen, aunque nunca es igual a una mano, le otorga autonomía y se siente nuevamente completo y por sobretodo útil y tenemos al menos cuatro pedidos más en agenda”.

El resultado demostrado con el testimonio de vida de Mauricio sirvió como estímulo al esfuerzo de un plantel interdisciplinario compuesto por un diseñador y un terapeuta, además de María y Rubén, y permitió comprobar además que es posible otorgar una solución a un costo mucho menor que prótesis similares disponibles en el mercado, la diferencia en costo es de 1000 a 1.

Para concretar este logro primeramente hubo que sacar las medidas a fin de lograr exactitud, luego estos datos son cargados en un software y la impresión sale pieza por pieza, la prótesis es de un tipo de plástico ya patentado y aprobado por la FDA para su uso en medicina, de peso liviano, resistente a la vez y no inflamable y el agarre es posible gracias a hilos similares a los de pesca que facilitan el agarre y lo hace funcional.

La tecnología 3D ha penetrado en prácticamente en todas las disciplinas desde la arquitectura hasta la medicina y la odontología, en el caso de las impresoras profesionales tienen la capacidad de imprimir piezas al detalle, pero por el costo de estos equipos va de 80.000 dólares para arriba, aún no se puede contar con una a nivel local y por lo tanto, esta prótesis como las próximas en agenda dependen de envíos del exterior y los costos son asumidos por el matrimonio.

La intención de Graciela y  va más allá de incorporar esta tecnología a nuestro país y no depender del courrier que además incide en el costo final, sino que la sociedad tenga la capacidad de dimensionar desde la condición de una persona amputada y otorgarle las mismas posibilidades de desarrollo, “ya que en la actualidad las personas con discapacidad no son redituables para el Estado y hay que cambiar ese paradigma”, reflexionan.

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