Las Tierras Malas de Ypané

Semiocultas por la vegetación, yacen desde hace quién sabe cuántos años las “Tierras Malas” de Ypané. El marrón de la arena, sus cuevas y laberintos se conjugan a los costados del arroyo que, lamentablemente, va perdiendo vida por la contaminación.

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Un camino de tierra de aproximadamente dos kilómetros te lleva hasta allí. Al principio, parece ser poco atractivo y la imagen preliminar podría ocasionar una leve desilusión, al menos para quienes acuden al ver fotografías del sitio. No obstante, basta con bajar y cruzar el agua para toparse con sus bellas cuevas y laberintos de arena. Esas son las “Tierras Malas de Ypané”.

A aproximadamente 28 kilómetros de Asunción, se encuentra este recursos geológico único en nuestro país. Las formaciones arenosas que aparentan ser el interior de un gran hormiguero se encuentran ubicadas al costado del arroyo Ypané.

El camino para llegar hasta allí, pese a ser de tierra, se encuentra en buen estado. Se debe ir por la ruta Acceso Sur hasta tomar el camino Ypané-Villeta, que se encuentra al costado del Ytororó Country Club. Se llega a los badlands siguiendo casi dos kilómetros de tierra. Cabe destacar que al costado izquierdo se han colocado varios pequeños carteles indicativos para evitar que los visitantes se pierdan.

Pese a que la parte más bella se encuentra justo a los costados del arroyo Ypané, lo que muchos de los visitantes no saben es que ya durante gran parte del camino de acceso se puede observar la msima formación arenosa. Este fenómeno natural está siendo estudiado por los geólogos, debido a que podría ser la única de su especie en el país.

Durante el camino también se encuentra el “Yaguaretekua”, una pequeña cueva formada en medio de los badlands que, según dicen los vecinos más antigüos, era utilizada como refugio por un felino décadas atrás.

Las “tierras malas”, también conocidas como “badlands”, son un tipo de paisaje que se forma en lugares con condiciones semiáridas. Hace pocos años se descubrió su presencia en esta zona del barrio San Miguel.

“Se forman bajo condiciones climáticas semiáridas, en vertientes compuestas por materiales blandos, arcillosos. La erosión es demasiado intensa pare permitir el crecimiento de las plantas, generándose laberintos de canales con paredes verticales en una ladera, que van aumentando con el tiempo, dando lugar a barrancos y canales que son formas geológicas típicas en estos paisajes”, explican en una investigación realizada por estudiantes de la Universidad Nacional de Asunción.

Héctor Aranda, de la Municipalidad de Ypané, relató que los lugareños conocían el lugar pero no era explotado turísticamente debido al poco conocimiento que se tenía de su valor geológico. Recién hace un par de años, la comuna empezó a trabajar para mostrar al país la existencia de las “Tierras malas de Ypané” e intentar cuidarlas, colocando carteles explicativos sobre su origen.

En los últimos tiempos, las redes sociales han posibilitado la mayor difusión de este atractivo turístico, por lo cual incluso desde el municipio organizan en fechas especiales recorridos que incluyen la visita de las Tierras Malas. 

Lamentablemente, como muchas de nuestras mejores riquezas naturales, este sitio también está en peligro debido a la contaminación. Desde el puente ubicado sobre el arroyo se pueden observar basuras domiciliarias incrustadas en las ramificaciones y raíces de los árboles cercanos, el agua e -incluso- distribuidas entre las badlands.

Además, al costado del arroyo también se dejó olvidado parte del antiguo puente que fue recientemente cambiado por el Ministerio de Obras Públicas. Al respecto, Aranda aseguró que desde el Municipio ya están trabajando para conseguir las maquinarias necesarias para retirar los escombros del agua.

El agua sigue siendo cristalina, pese a los restos de plástico y hasta ruedas que se pueden observar en su interior. Durante todo el trayecto, hay varios carteles colocados por la municipalidad en los cuales se indica la prohibición de arrojar desechos a los cauces hídricos, pero las advertencias son ignoradas.

Aranda aseguró que realizan limpiezas al menos cada dos meses pero en cada ocasión retiran grandes cantidades de desechos de todo tipo. Relató que cuando empezaron con el proyecto de difusión de este atractivo turístico, hablaron con los vecinos y les entregaron trípticos explicando la resolución municipal sobre la contaminación, pero todo esfuerzo sigue siendo en vano.

No obstante, el arroyo sigue cristalino y con vida, con algunos pequeños peces que siguen sobreviviendo en medio de las bellas Tierras Malas y las malas personas que lo contaminan.

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