Las tradicionales cenas shows que tenían su apogeo en los años 70, 80 y 90 fueron sustituidas por las comidas rápidas en casas de empanadas o hamburgueserías. Luego, los patios de comidas de los shoppings acapararon el interés de la gente. Tal vez por una cuestión de tiempo, practicidad o simple moda, vestirse para salir a cenar en restaurantes o parrilladas con espectáculos ya no resultó cómodo a las personas y los locales fueron cerrando.

Los memoriosos no olvidan aquellas fantásticas veladas en lugares como el “Hermitage”, “Yguazú”, “La carreta”, “Fergal”, “El jardín de la cerveza”, “El bosque”, “Once”, “La curva” y otros en los que asuncenos y turistas podían disfrutar de un delicioso menú: generalmente carnes asadas con ensaladas, sopa paraguaya y chipa guasu, y escuchar los géneros musicales que identifican al país, con sus polcas y guaranias.

Al parecer, aquel vacío que lleva décadas empieza a desempolvar el interés del público por las cenas con shows en vivo. Y como punto de partida de este regreso se presenta “El Bosque de los Indianos”. El grupo musical encabezado por el desaparecido Rafael Paeta (integrado también por Juan Cancio Barreto), era en su época uno de los principales referentes de los espectáculos nocturnos en la capital paraguaya.

Acondicionado en un gran salón del segundo piso del Hotel Excelsior (Chile y Mandivrá), el restaurante abre sus puertas los viernes y sábados, desde las 20:30. Con decoración sencilla, pero sobria con velas en las mesas, sirve cena a la carta: carne roja o pollo, con guarnición, postre y bebidas. Desde las 22:00, aproximadamente se encienden las luces del escenario por donde pasan cantantes y bailarines. El atractivo espectáculo se inicia con la voz de Mirian Velázquez, con canciones tradicionales del repertorio paraguayo.
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Una novedosa coreografía de la composición de avanzada de Óscar Nelson Safuán, “Nacionales 1”, el cuerpo de ballet estable alegra la vista de la concurrencia. Luego suben a bailar polcas, con gran ritmo y buena performance. No falta el baile de la botella con mucha destreza para que la gente premie con calurosos aplausos.

El arpista Francisco Giménez brinda un apartado especial de temas que tiene su momento clave en la interpretación de “Pájaro campana”. Toma la posta el recordado dúo formoseño Mirian y Eduardo con sus polcas y chamamé. Llevan 38 años juntos en la música y sus voces marcan ese tiempo lindo de las cenas en parrilladas al aire libre.

Como plato fuerte de la velada, Los Indianos. El célebre nombre agrupa hoy a Tito Uñates, el único componente original, junto a Pedro Martínez, José Belotto y Claudio Quiroga. Con canciones tucumanas, del litoral argentino, polcas y guaranias, Los Indianos conservan ese exquisito ensamble de voces. Y como regalo al público, la interpretación de sus temas clásicos: “Dicha” e “Itauguá poty”.

Más allá de la nostalgia por restaurantes y parrilladas con shows en vivo y el desfile de artistas por esos animados escenarios, en estos tiempos de modernidad hay extranjeros que llegan al Paraguay y buscan un lugar donde comer y conocer su arte y su cultura. Quizás con este resurgir de “El Bosque de los Indianos”, la motivación se extienda y de nuevo la música y danza folclóricas ganen espacios para llenar de alegría y color las cálidas noches asuncenas.
