Harold Colmán Vinader, director administrativo, no niega que “al igual que a la mayoría de la población esta pandemia nos tomo desprevenidos, con el año académico en sus primeras semanas, llenando nuestras aulas, en lugar de alumnos, de incertidumbre y preguntas sin respuestas”.
Por decreto, el Ministerio de Educación impuso en los primeros días de marzo el cierre total de las instituciones educativas y recomendación de seguir enseñando de manera virtual. Pero ninguna academia estaba preparada para tal reto. Danza es movimiento, ritmo, coreografía, parejas, vestuario, maquillaje... Tantas figuras casi impensables a través de la pantalla del teléfono o de la computadora.

¿Enseñanza virtual de la danza? “Imposible, no podemos ver a los alumnos, no sabemos si cuentan con el espacio, los materiales y muchos otros justificativos que nos llevaban a pensar que el resultado antes de empezar, era inminente: esto no va funcionar”, comenta Harold.
¿Que hacemos?, se preguntó la experimentada bailarina y formadora de profesionales de la danza, Elizabeth Vinader. “Contra todo esto y sin perder mucho tiempo, al segundo día de cuarentena empezamos con un plan virtual ‘de emergencia’; videos por WhatsApp, tutoriales de Youtube, live de Instagram y algunos otros mecanismos que servirían para medir nuestro escenario y darnos el tiempo de prepararnos para lo peor”.
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Y “lo peor llegó con la cuarentena absoluta e inclusive rumores de cierre de todo tipo de institución educativa hasta el 2021”. Eli reconoce que esta situación acompañada de la incertidumbre produjo preocupaciones y obligó a ejercitar la creatividad.
“Pronto ocurría lo inesperado, nuestras plataformas online estaban llenas. En los grupos de WhatsApp corrían mensajes de buena energía, agradeciendo el esfuerzo y empatía de parte de los profesores e institución, los alumnos comentaban y posteaban orgulloso sus clases e iban día a día mejorando sus salones improvisados con barras y espejos hechos en casa y los profesores a quienes semanas atrás, todo les resultaba imposible empezaban a entender que te adaptas o desapareces”, expresa la directora de la academia que lleva su nombre.
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Harold manifiesta contento que “hoy nos encontramos con un sistema de trabajo diseñado en tiempo récord, utilizando un mix de aplicaciones; zoom, classroom, refuerzos y materiales vía WhatsApp sumada a una constante y práctica comunicación profesor-alumno, la cual nos va dando el termómetro de la situación y saber donde apretar o soltar”.
El directivo no olvida la parte económica y revela que decidieron otorgar descuentos significativos en las cuotas y las facilidades que la situación requiere. “Todo esto nos permite mantener en gran porcentaje nuestro alumnado del año anterior y hasta increíblemente estamos recibiendo consultas de alumnos nuevos de otras ciudades del país que ante la facilidad de lo virtual ven una posibilidad de aprendizaje”.
La participación activa de los alumnos en las clases virtuales alienta. Eli concluye que este entusiasmo “brinda la plena seguridad de que estamos haciendo bien los deberes logrando que los alumnos mejoren su desempeño, aumenten su creatividad pero por sobre todo aprendan algo fundamental; capacidad de adaptarse”.
