"De siempre, a todos los niveles, a nivel de historiadores, a nivel de crítica, siempre se va a considerar la televisión, el documental, quizá la animación, el cortometraje, como que están en una liga inferior", declara el cineasta (Murcia, 1981).
"Parecería que el director en la ficción tiene un mayor control creativo, toma más decisiones de carácter semántico, y eso convierte a esas películas en más sofisticadas y complejas", añade, y señala que esa tendencia persiste entre la crítica española, "que todavía depende mucho de las inercias de la crítica francesa de los sesenta".
El director ha presentado esta semana en el centro Bozar de Bruselas dos de sus películas, 'El futuro' y 'El año del descubrimiento'.
Esta última, un documental sobre las consecuencias sociolaborales de la reconversión industrial en Cartagena en 1992, cuando España organizaba los Juegos Olímpicos y la Exposición Universal, supuso su consagración.
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En 2021 rozó la posibilidad de que su trabajo lograra la nominación al Goya a la mejor película, algo que finalmente no sucedió.
"Había un runrún tremendo. Parecía que íbamos a tener más nominaciones en película o dirección. Y la verdad es que habría sido bastante histórico, porque hubiera sido la primera vez que un documental está nominado a mejor película", comenta.
De todas formas, indica que "ya fue un poco histórico" porque se convirtió en el primer documental que logró el Goya de montaje.
Sobre no haber conseguido más nominaciones, dice que hay "un deseo generalizado por parte de determinados ámbitos cinéfilos de encontrar en la Academia una representación más plural".
"Hay veces en las que la prensa genera una imagen muy concreta, pero que no se corresponde con la textura de los académicos. (...) Cuando no salió, nos pareció que probablemente habíamos estado cerca", expresa.
Solo que se comentara la posibilidad de figurar entre las nominadas en la categoría principal y obtener dos nominaciones y dos galardones aumentó "las posibilidades de distribución y de promoción de la película".
"Aumentamos la recaudación, con lo cual, las personas que pusieron dinero privado para hacer esta película, que salió gracias a las instituciones, pero también al empuje de donantes privados, pensé que esas personas iban a poder recuperar su dinero más rápido y, sobre todo, que la historia iba a llegar a más público. Como todo son regalos, tampoco puedes decepcionarte porque no te hayan dado todos los cromos de Pokémon", expone.
Pese al éxito conseguido, ahora no prepara una nueva película.
"Intentamos tener una independencia creativa muy alta. Eso hace que los proyectos sean difíciles de financiar y eso implica una energía que genera luego un enorme desgaste", constata.
"Cuando termino uno de estos proyectos (...) acabo muy agotado. Es como que no crece ninguna planta nueva en mi cerebro. Es como si hubiera caído una bomba, varias bombas nucleares. Entonces tardo mucho tiempo en volver a querer embarcarme en algo así. Es verdad que lo práctico sería aprovechar lo bien que ha ido la película para lanzar ya algo nuevo", afirma el director, que trabaja en la Universidad de Castilla-La Mancha.
Aun así, en el futuro no descarta rodar ficción. De hecho, un par de proyectos que tiene en mente, pero "parados por ahora","tenían más elementos de ficción", dice.
'El año del descubrimiento' muestra el abandono en que quedaron trabajadores de empresas como Bazán y recuerda el incendio de la Asamblea Regional de Murcia en 1992.
"Radiografía una sensación de desolación y de abandono que no sé si te hace votar a la ultraderecha o no votar. Esa desconexión era muy fuerte y es crónica", asegura.
"Es muy fácil y muy populista para las localidades, las regiones o incluso los Estados echar la culpa a Europa. Puede fallar toda la cadena", comenta.
En ese sentido, afirma que en Cartagena y Murcia "durante décadas ha fallado el consistorio, ha fallado la región, que es un desastre y que está en manos de plutócratas, caciques, por no decir mafiosos, que están ahí creo que desde el siglo XIX, enquistados en las instituciones".
"Indudablemente, el diseño autonómico ha permitido que haya regiones en un estado de subdesarrollo. ¿De quién es la culpa? No sé. Es decir, ¿más centralización impediría eso? No lo sé", plantea.
Considera que con el paso del tiempo, la sociedad "se está derechizando"."Lo que ahora se considera radical de izquierdas era socialdemocracia blanda en los sesenta, setenta o incluso ochenta", concluye.
