Marcelo Soler: un universo con sus propios astros

¿Qué mejor modo de presentar una propuesta musical que alejándose de toda forma o etiqueta posible? Bienvenidos al universo Marcelo Soler, con sus astros girando en su órbita, iluminados por su inventiva, alegría, emocionalidad y “groove”. El baterista y productor entregó un concierto memorable la noche del jueves en la Alianza Francesa.

Uno de los puntos altos de la noche se generó con la conjunción de Marcelo, su grupo y las cantantes Sabb y Majo Maciel.
Uno de los puntos altos de la noche se generó con la conjunción de Marcelo, su grupo y las cantantes Sabb y Majo Maciel.FERNANDO ROMERO

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La noche del jueves 9 dio un concierto para cerrar su año e hizo que en el escenario de la sala Molière de la Alianza Francesa more este único universo de estrellas luminosas.

El concierto fue un paseo por los temas de sus álbumes “Para Ernesto” (2017) y “Para Stella” (2020), y los diversos sencillos que fue lanzando en colaboración, una forma de trabajar que lo caracteriza y que se agradece, ya que nos hace disfrutar de las voces más impactantes de Paraguay entre nuevos y experimentados talentos.

El espectáculo empezó con Marcelo trazando una línea temporal de sus creaciones, desde que se lanzó a mostrarnos sus propios trabajos fuera de las bandas que conforma.

Comenzó así con “Sábado”, tema que abre su primer álbum “Para Ernesto”, dedicado a su fallecido padre, para seguir con “Interlude”, del mismo disco, para saltar a “1989″, sencillo lanzado en 2020 y luego aterrizar con “Sofi”, obra en homenaje a una entrañable amiga de Marcelo y que hoy habita otro plano, del disco “Para Stella”, también tributo a su madre.

Toda esta primera parte fue instrumental, para vivir como en un trance por el banquete que ofreció Marcelo junto a su impecable banda conformada por Chino Corvalán (bajo), Rodrigo Quintás (teclados), José María Duarte (guitarra) y Ramón González (percusión).

Muchos sonidos de sintetizadores y programaciones que crearon una atmósfera colorida y penetrante, un bajo “fretless” que cimentó un sólido y dinámico camino, percusiones veloces con vida propia y una guitarra de cadencias necesarias conformaron este segmento que dio pie a presentar a los invitados.

Crear en comunidad

Y es aquí donde Marcelo nos ofrece todas las pautas de su “metodología” para crear sin definiciones. Él elige meter a una licuadora todas sus influencias musicales para generar un resultado ecléctico.

Esta parte se desarrolló cual montaña rusa. La primera invitada fue la rapera Missmaella para hacer “Oh bae”, un sencillo que lanzaron en colaboración este año. Fue un vuelo hiphopero sobre un sintetizador protagonista que se elevaba cual fuegos de artificio dibujando espirales en el aire.

Un tema lento y romántico también es parte del “rango Soler”. En ese contexto llegó luego “With You” en la voz de Ally, un diamante en bruto con una voz dulce y con mucho aún por descubrirse.

Como un asteroide que colisiona con la tierra llegaron las cantantes Sabb y Majo Maciel (las Milk Shake) pero esta vez para hacer los temas que crearon con Marcelo: “No control”, “Alas rotas” y “Keep on groovin’” en un arrebato de sensaciones y arrojo. Canciones con las que, según afirmó Sabb, ellas aprendieron a conocerse desde una veta lírica.

Estas chicas parecen haberse robado toda la desenvoltura y actitud que existe en el mundo. Al tomar el micrófono para emitir un sonido hacen que toda la atención se centre en ellas, manejando las intenciones con suma experiencia, como si estuvieran viviendo de la música desde vidas pasadas.

Sería un sueño hecho realidad que en algún momento lancen un material extendido para oír desarrollar sus amplios rangos vocales en registros musicales como el soul o el R&B, donde también nadan como peces en el agua, y que no tienen nada que envidiar a otras exponentes internacionales del R&B latino, el reggaeton o el trap como las argentinas Nicki Nicole o Cazzu.

La voz cantante

Cuando nos preguntábamos ¿qué cosa más hermosa podría pasar? Marcelo toma el micrófono para presentar a Robin Müller en batería, ya que sería su sustituto en el ritmo para que mientras Soler cante. Sí. Cantar. Y el tema elegido fue “¿Cuánto falta?”, último sencillo lanzado por él.

Nuevamente me pregunto si Marcelo vivió hasta hace poco su vida pensando: ¿cuánto falta para animarme a poner mi voz al frente y mostrar eso a la gente? Porque era la sorpresa que faltaba para que la piel termine de erizarse. La música es una flor que encuentra en Marcelo un abono fértil para echar sus raíces y crecer por todos lados.

Robin siguió apoderándose de la batería desatando su estilo propio con mucho “feeling” pues Marcelo presentaría a una nueva invitada: la cantante Flor. Un nombre que empieza a demostrar porqué merece toda la atención. “Amanece” es el tema que cantó, siendo protagonista, junto a Soler.

Flor pintó al teatro con trazos de su intensa y sensual pero al mismo tiempo delicada voz, una voz de un alma vieja cargada de “soul” pero que habita un cuerpo joven, con reminiscencias de Amy Winehouse. Otra promesa de nuestro país con calidad de exportación.

Marce volvió a la batería para el tramo un final, una parte que cerró con un doblete del cantante y compositor Miguel Narváez, uno de sus principales colaboradores y amigos, según expresó, y nuestra mezcla de Stevie Wonder y WOS.

Así, con la pendular “Mundos paralelos” envolvieron a la sala bajo un manto de introspección y psicodelia. La noche cerró por todo lo alto con “¿A dónde fue?” que tuvo un arrojo completamente rockero, en tanto Migue cumplía esa premisa saltando y bailando por todo el escenario, celebrando este fin de fiesta.

Y es así que el concierto se vivió como un paseo por la inmensidad de la música de Marcelo, como si uno pudiera saber cómo es un viaje por el universo. Pero la verdad es que con esta clase de shows podemos tener nuestro propio concepto de viaje astral. Su sensibilidad excede todos los límites y se desborda desde el escenario para envolver cada alma.

Marcelo era el centro, el faro que guiaba su gran orquesta, un músico con las ideas más que claras y con la visión puesta más allá de notas que corren unas detrás de otras. Así Soler es un universo musical en sí mismo, un punto aparte, un lugar de infinitas posibilidades que permite mostrar todo lo que habita en él. Estos habitantes son los músicos que lo acompañan y los cantantes que ponen su voz a sus locuras.

Este show fue una celebración a la amistad, a las emociones contradictorias, a la vida de quienes pasaron por este universo dejando su estela luminosa, para agradecer por los que están y saber que si estamos aquí es por algo y, si podemos ser felices la música nos da la mano para flotar, viajar, atravesar duelos, dejar atrás miedos, animarnos a simplemente ser.

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