"Dragon Ball Z": el dios de la destrucción

Quienes no son fans de “Dragon Ball” difícilmente serán conquistados por esta nueva película animada, pero quienes crecieron con Gokú y compañía tienen ante sí una interesante propuesta, llena de nostalgia y espectáculo.

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Viendo en redes sociales las reacciones de muchas de las personas que vieron, de alguna forma, “Dragon Ball Z: La Batalla de los Dioses” antes de su estreno en cines de Paraguay el pasado viernes, no pude dejar de notar que la opinión era bastante dividida: gran cantidad de los que opinaban expresaban decepción o hasta rabia por la película.

Y en cierta forma entiendo por qué muchos reaccionan así; sin dar detalles aún, la película toma giros y presenta acontecimientos que difieren bastante de lo que uno puede esperar de “Dragon Ball Z”, una serie cuyas sagas y películas eran relativamente iguales entre sí, y termina en lo que puede legítimamente considerarse un anticlímax.

Puedo entender de dónde viene esa reacción negativa, pero no estoy de acuerdo con ella: considero que esos cambios a las fórmulas establecidas de “Dragon Ball Z” son lo que hacen a “La Batalla de los Dioses” una película genuinamente interesante y recomendable por algo más que su valor nostálgico. Es aún puro “Dragon Ball” -con una lista interminable de personajes de toda la saga creada por Akira Toriyama haciendo acto de presencia, acción vistosa y muy bien animada, grandes dosis de comedia, etcétera-, pero ensamblada de una forma diferente a lo acostumbrado y, en mi opinión, para mejor.

La historia transcurre luego del final de “Dragon Ball Z”, y comienza con el despertar de Bills, un inmensamente poderoso dios de la destrucción. Bills se convence de que está destinado a pelear con un desconocido guerrero de gran poder, y luego de enterarse de las hazañas de Gokú decide ir a la Tierra a encontrar a su rival predestinado.

Primero algo de contexto: “Dragon Ball”, tanto en su encarnación original como manga como en su versión animada, tuvo una interesante evolución, pasando de ser en sus principios una serie de aventuras y viajes más centrados en la fantasía, la magia y el misticismo y con un elenco de personajes inmensamente variado y colorido, a convertirse en una historia con mayor énfasis en la acción y la ciencia ficción (cambio que en el anime se marcó cuando la serie pasó a llamarse “Dragon Ball Z”) que estableció una fórmula bastante concreta -aparece un enemigo poderoso que supera sin problemas a los héroes, los protagonistas encuentran la forma de hacerse más fuertes y con mucho esfuerzo logran imponerse, para vérselas luego con otro enemigo y repetir el ciclo- que mantuvo durante las cuatro grandes sagas de “Dragon Ball Z”.

Esa fórmula se trasladó también a casi todas las películas animadas, las cuales no transcurrían dentro de la continuidad de la historia de la serie, sino que eran historias separadas.

“La Batalla de los Dioses” es la excepción, y no solo en el tema de la continuidad. Aunque mantiene suficientes elementos como para no ser demasiado distinta a lo que vino antes, se toma unas cuantas libertades bastante osadas e interesantes, siendo la principal de ellas el antagonista Bills, probablemente uno de los más memorables enemigos que tuvo la serie.

Es refrescante que un villano de “Dragon Ball Z” sea, además de constituirse en un ser genuinamente amenazante, también una de las principales fuentes de comedia de la película, teniendo en cuenta que en el pasado el plantel de “malos” de la saga (de nuevo, no contando la fase “pre-Z”) consistía casi exclusivamente de despiadados genocidas o brutos sedientos de sangre. Bills está mucho más cerca del caprichoso e infantil Majin Buu, y el momento en que ambos personajes interactúan es no solo clave para la trama, sino también uno de los momentos cómicos más destacados.

Y, si bien la comedia está empleada en gran parte de la película simplemente como eso, en ciertos momentos clave es utilizada con gran efecto para establecer lo amenazante de la situación, confiando en que el público conoce a los personajes: cierto personaje cuya principal cualidad es su orgullo decide humillarse con tal de no provocar a Bills, lo que es una inteligente forma de comunicar sin palabras lo grave que es la situación. Que una película de “Dragon Ball” requiera a sus fans que miren con atención y lean entre líneas es una bonita sorpresa.

Incluso el final, que muchos critican -y no del todo sin razón- como anticlimático acaba convirtiendo a Bills en un personaje único en el universo de “Dragon Ball Z” no solo por su apariencia, sino por su personalidad. Lastimosamente explicar con más detalle qué hace tan refrescante a este personaje implicaría entrara a detallar los acontecimientos de la película de manera que la arruinaría para quienes aún no la vieron. Solo diré que por una vez la situación no se resuelve gracias a la fuerza de voluntad de Gokú llevando su poder por encima de sus límites.

La comedia es gran parte de la película, pero acción no falta, y no decepciona en su escala y espectacularidad, con toda la devastación y los ataques especiales más icónicos de la saga presentados con la fluidez y la vistosidad que permiten la tecnología actual.

Además, la película apela expertamente a la nostalgia presentando a personajes que van desde los más conocidos y habituales hasta algunos que datan de los primeros capítulos de la historia creada por Toriyama. Algunos no tienen ninguna incidencia directa en la historia, sino que están descaradamente incluídos solo para el factor nostalgia, pero su presencia tampoco resta nada a la historia.

Ciertos momentos de la trama no dejan de confundir y distraer, como el hecho de que el guión básicamente se inventa reglas y poderes nuevos sin explicarlos de forma totalmente clara, e incluso contradiciéndose en alguna que otra ocasión, y ciertas rutinas de comedia se alargan demasiado, pero dentro de todo el resultado final acaba siendo satisfactorio.

Como dije, no va a convertir en fan a alguien a quien ya no le gustaba “Dragon Ball” antes, y puede frustrar a algunos con algunas de las decisiones que toma el guión, pero yo creo que “La Batalla de los Dioses” es una gran forma de revivir a los personajes de Akira Toriyama en el cine.

Tiene grandes risas, buena acción y un villano memorable, un aluvión de referencias y personajes clásicos para los nostálgicos y el suficiente espectáculo visual para satisfacer a fans de todas las edades. No puedo dejar de recomendarla.

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DRAGON BALL Z: LA BATALLA DE LOS DIOSES (Doragon Bōru Zetto: Kami to Kami)

Dirigida por Masahiro Hosoda

Escrita por Yusuke Watanabe (basada en un manga de Akira Toriyama)

Producida por Akira Toriyama

Banda sonora compuesta por Norihito Sumitomo

Voces: Masako Nozawa, Ryo Horikawa, Koichi Yamadera, Masakazu Morita, Toshio Furukawa, Takeshi Kusao, Hiromi Tsuru, Shigeru Chiba, Kenji Utsumi y Eiko Yamada

Enlance copiado
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