Pérdidas en pandemia: Cómo sobrellevar el duelo

Cuesta hablar de la muerte. Es la única verdad de la que ningún ser humano puede escapar y que genera una gran incertidumbre. Cuando fallece alguien de nuestro entorno es una de las experiencias más dolorosas y pone a prueba las habilidades de adaptación y resiliencia. La psicóloga clínica Olga González nos habla más al respecto.

La pérdida de un ser querido es uno de los eventos más fuertes a nivel emocional que se puede experimentar.
La pérdida de un ser querido es uno de los eventos más fuertes a nivel emocional que se puede experimentar.Shutterstock

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“La idea de que uno morirá es más cruel que morir, pero menos que la idea de que otro ha muerto.” (Marcel Proust).

¿Y si por ayudar, lastimo? cómo ayudar a una persona en duelo...

La pérdida de un ser querido es uno de los eventos más fuertes a nivel emocional que se puede experimentar. Si bien en cada persona es diferente, en esa manifestación del dolor ante la pérdida la mayoría puede experimentar síntomas muy parecidos al de una depresión, como sentimientos de tristeza, insomnio, falta de apetito y pérdida de peso. Es algo tan personal y único y cada persona lo experimenta a su modo y manera, sin embargo produce reacciones humanas comunes de llanto, confusión, enojo y tristeza.

Ese proceso, ¿puede cuantificarse?

La mayoría de las personas que viven la experiencia de la muerte de un ser querido pueden recuperarse de su pérdida sin mayor problema en un lapso que puede ir de seis meses a un año. Es variable en cada uno, manteniendo una trayectoria relativamente estable de salud y funcionamiento a lo largo del duelo (Boelen ). Sin embargo, investigaciones recientes nos dan cuenta de que el 7% al 20% de las personas en duelo experimentarán un duelo complicado ya que el dolor se intensifica lo que les dificultará la asimilación de la pérdida. Es importante destacar que el duelo no es un estado sino un proceso, y que como tal atraviesa varias emociones en momentos diferentes aunque ésta no es lineal ni rígida. Alguna de esas fases según la psiquiatra Elizabeth Kubler Ross son: la negación, ira, negociación, tristeza, aceptación.

Muchas personas angustiadas por lo que pasa alrededor de un familiar o conocido en duelo se encuentran en el dilema de ¿y ahora, cómo puedo ayudar sin que se sienta invadido o lastimado?

Para muchas personas hablar de la muerte es como “llamarla” o anticiparla innecesariamente. Y es que nadie nos enseña que hacer porque éstos son temas que se tocan sólo cuando “nos toca”.

Es importante tener en cuenta de que no se trata de “hacer pasar la tristeza”, la tristeza estará presente (y por un buen tiempo), es más, la misma tienen una función adaptativa en la persona lo que le permitirá la asimilación de la perdida.

Muchas veces , es con nuestra propia ansiedad y angustia de ver a la persona sufrir lo que nos hace desplegar innumerables estrategias de contención que si bien pueden estar bien intencionadas poco o nada puede ayudar al doliente si nos detenemos a analizarla .

La persona en duelo sufre de anhedonia, abulia y tristeza

La persona en duelo sufre de anhedonia, abulia y tristeza. No puede generar un estado de ánimo alegre y probablemente ni lo quiera. Esperar que él tenga iniciativa, es iluso y estéril.

Por eso es importante tener en cuenta que hacer y que no ante una persona en duelo :

● Cada duelo es diferente de una persona a otra. Algunas lloran y otras no pueden hacerlo y esto no determina su grado de dolor o vínculo con el ser querido que ha muerto.

● Nunca compares un duelo de otro. Para cada persona su pérdida es única y particularmente dolorosa.

● Evita frases como “fue la voluntad de Dios”, “está en un lugar mejor”, “ahora te cuida desde el cielo” o “tienes otros hijos”. Sobre todo si son padres que perdieron hijos, pues para ese padre ese hijo jamás podrá ser sustituido por otro. Recuerda que su enfoque está en el dolor, en la perdida y eso no significa que ame menos a sus otros hijos.

● No preguntes que puedes hacer, probablemente la persona ni siquiera sepa o quiera ser ayudado. Más bien mantente cercano, prepara su plato favorito, invítalo a caminar, ve a su casa, ofrécete con respeto a gestionar sus pendientes si existe ese grado de confianza.

● Acompáñalo a seguir su rutina lo mejor QUE PUEDA en ese momento. Sin presión y sin demasiada concesión.

● Recuerda que las primeras semanas luego de la partida es cuando la gente se va alejando y más necesitan ese acompañamiento amoroso y respetuoso.

● No le digas que sea fuerte cuando no lo puede ser.

● Anticípate. No preguntes. Haz ofertas concretas, pero reconoce los límites.

● Permítele llorar cuanto quiera. Eso es normal.

● Permítele hablar de su perdida. La persona quiere recordar.

● No te preocupes en qué decir para consolarlo. Las frases filosóficas no sirven de mucho en este momento. Sólo debes estar, abrazar, acompañar. Muchas veces un lo siento tanto, te quiero, te acompaño es la mejor forma de estar.

● Respeta la creencia de cada persona, si ella no tiene fe o está en fase de enojo, que le hables de Dios probablemente incremente su enojo y frustración. Contrariamente si su fe le ayuda a sobrellevar el dolor, respétalo.

● El ritmo varia de persona a persona. Cada uno decidirá si quiere ver fotos, mantener sus cosas como estaba, o hasta cuando quiere dejarlas guardadas sin verla. NO IMPONGAMOS NUESTRAS CREENCIAS.

● EVITA la automedicación.

● No intentes encontrar lógica a lo que pasó. No la hay. Simplemente ocurrió y si la hubiese, no es momento de buscarla.

IMPORTANTE: Si te das cuenta que al cabo de un tiempo la persona va profundizando e intensificando su dolor, no dudes en acompañarlo a buscar ayuda profesional. Existen tratamientos psicológicos que pueden ayudar a transitar este proceso de dolor.

Consideraciones acerca del duelo

El duelo viene de la palabra “dolor”. El Manual DSM V define al duelo como una reacción normal ante la muerte de un ser querido. En ese sentido podemos decir que el duelo es la respuesta normal y natural a una pérdida humana o separación. Es también, una respuesta a cualquier tipo de pérdida, no sólo a la muerte de una persona , sino también otras pérdidas, como la disminución de la salud o el final de una relación importante generando una serie de respuestas físicas, afectivas, cognitivas y conductuales que afectan la estabilidad y el funcionamiento diario del doliente.

La pena es una respuesta normal y saludable a la pérdida y las respuestas de la gente al dolor variarán según las circunstancias de la muerte.

Manifestaciones más comunes del duelo

Se aprecian en las siguientes emociones: tristeza, angustia, apatía, enfado, ira, culpa, soledad, abandono, impotencia, insensibilidad, extrañeza con respecto a sí mismo o ante el mundo habitual, algunas personas verbalizan que sienten el dolor hasta en el cuerpo, sienten como un vacío en el estómago, boca seca o ambos, opresión en tórax/garganta, falta de aire, palpitaciones o ambas, hipersensibilidad al ruido, sentido de despersonalización, falta de energía/debilidad, así también los pensamientos asociados a la perdida se ven afectadas , incredulidad, confusión , rumiaciones, pensamientos e imágenes recurrentes, sentido de presencia, alucinaciones visuales, auditivas o ambas, dificultades de atención, concentración y memoria.

“A nivel conductual se observan en el doliente alteraciones del sueño y, o la alimentación, conducta distraída, aislamiento social, llorar y, o suspirar constantemente , llevar o atesorar objetos, visitar lugares que frecuentaba el fallecido, llamar y, o hablar del difunto o con él, hiper o hipo actividad” puntualizó.

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