Aunque solemos asociar la sidra exclusivamente al brindis de medianoche, su perfil frutal, su baja graduación alcohólica y su efervescencia la convierten en la base perfecta para cócteles de día.
Ligeros, refrescantes y con ese toque ácido necesario para combatir los 38°C de nuestro diciembre, aquí te presentamos tres propuestas para “reciclar” con elegancia el espíritu navideño.
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1. El “Sidra Spritz” (Versión “terruño”)
Inspirado en el clásico aperitivo italiano, esta versión es más ligera y menos amarga, ideal para acompañar las sobras del asado, el vitel toné o la lengua a la vinagreta al mediodía. Por supuesto, con pancito chip como manda la tradición.
- Ingredientes:
- Preparación: En una copa de vino con mucho hielo, verté la sidra y luego la soda. Mezclá suavemente con una cuchara larga para no perder el gas. Decorá con la naranja y la menta.
- Por qué funciona: La burbuja de la sidra corta la sensación de pesadez de la comida navideña.

2. Apple Cider Mimosa (o el brunch del 25)
Si el desayuno se convirtió directamente en almuerzo, esta es la opción más sofisticada. Es una vuelta de tuerca a la mimosa tradicional de champagne, pero con el toque rústico de la manzana.
- Ingredientes:
- Preparación: Humedecé el borde de una flauta o copa alta y pasalo por una mezcla de azúcar y canela. Serví el jugo de naranja y completá con la sidra.
- Por qué funciona: La combinación de manzana y naranja es un clásico refrescante que despierta el paladar.
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3. “Pomelo & Fizz”: el trago largo de pileta
Para los que buscan algo más cítrico y con un perfil muy local, aprovechando la abundancia de cítricos en Paraguay.
- Ingredientes:
- Preparación: En un vaso largo (highball), llená hasta el tope con hielo. Agregá el jugo de pomelo y terminá con la sidra. Remové apenas y decorá con los cítricos.
- Por qué funciona: El amargor del pomelo equilibra el dulzor característico de la sidra industrial, logrando un trago sumamente “easy drinking” para pasar la tarde bajo el mango o con los pies en la pileta o el arroyo.

Tip de experto
Para que estos cócteles brillen, la sidra debe estar a una temperatura cercana a los 2°C o 4°C. Si la botella ya fue abierta anoche, asegúrate de que haya estado bien tapada para conservar al menos un poco de su carbonatación original.
