Así, en el cartel extendido en el centro de la fachada se puede leer “Emergencia climática” y el nombre de la organización “Greenpeace” encima de un fondo con llamas.
En un lado de la sede de las cumbres europeas colocaron otro cartel con imágenes de fuego.
Greenpeace indicó en un comunicado que la acción comenzó con la llegada de un coche de bomberos antiguo y que, a continuación, veintiocho personas escalaron el edificio y desplegaron las pancartas, mientras que en la calle les acompañaban otros 33 activistas belgas de la organización verde.
Los 61 individuos procedían de Alemania, Francia, Reino Unido, Bélgica, Austria, Chequia y Suiza.
Los escaladores también encendieron bengalas e hicieron sonar una alarma de socorro. Además, sostuvieron pequeñas pancartas mientras estuvieron en la fachada del edificio escritas en inglés, alemán, francés, italiano, español, polaco y holandés, en las que se leían frases como “retardadores climáticos dentro”, en referencia a la lentitud con la que los mandatarios toman decisiones para combatir la crisis climática.
La policía de Bruselas indicó a Efe que en un primer momento intentaron negociar con los activistas para que descendieran del edificio, pero como se negaron, los agentes y los bomberos los fueron bajando uno a uno.
Aunque por el momento la portavoz policial no pudo facilitar cifras concretas, adelantó que se habrían producido “varias decenas” de detenciones.
Por su parte, el director de Greenpeace para la UE, Jorgo Riss, aseguró que “el mundo está en llamas y nuestros gobiernos lo están dejando arder”. “No es suficiente con que ellos se comprometan a una UE neutra desde el punto de vista climático en 2050. Los presidentes y primeros ministros en Bruselas hoy se habrán ido hace mucho tiempo para entonces. Lo que cuenta incluso más es la acción urgente que tomen ahora, mientras estén en el poder”, añadió.
Después de que la Comisión Europea presentara ayer el Pacto Verde Europeo y en plena recta final de la COP25 en Madrid, los líderes de la UE comienzan hoy una cumbre en la que intentarán fijar el año 2050 como fecha límite para que el club comunitario alcance la neutralidad climática; es decir, que sus emisiones contaminantes sean equivalentes a las que el territorio puede absorber. Por el momento, solo Polonia, Hungría y Chequia se oponen a esa medida, aunque Greenpeace insiste en que se necesitan más iniciativas para combatir la crisis climática.