“Ayer eran alrededor de 1.000 pero esta mañana a las 10:00 quedaban unos 700” en el puesto fronterizo de Novi Yarylovychi, indicó a la AFP el portavoz de los guardias de fronteras ucranianos, Andriï Demtshenko.
Su homólogo bielorruso confirmó también que el “número se reduce”.
Cada año, cuando se celebra el año nuevo judío, decenas de miles de peregrinos viajan a Uman, en el centro de Ucrania, donde está la tumba del rabino Najman de Breslev (1772-1810), fundador del jasidismo, una vertiente del judaísmo ultraortodoxo.
Las celebraciones del año nuevo comienzan este viernes al ponerse el sol. Estos judíos ultraortodoxos pensaban que podrían llegar a Ucrania desde Bielorrusia, pero las autoridades de Kiev, ante un aumento de los casos, cerraron las fronteras a los extranjeros desde finales de agosto.
En total, unos 2.000 peregrinos de Israel, Francia, Reino Unido y Estados Unidos esperaban poder entrar en Ucrania. Más de 1.000 de ellos quedaron atrapados durante días en “tierra de nadie” en la frontera, en condiciones muy precarias.
A las restricciones sanitarias por la pandemia, se sumó la tensión diplomática ya que Ucrania acusó a Bielorrusia de querer usar esta situación con fines políticos. Las relaciones entre los dos países se han visto enturbiadas tras la controvertida reelección del presidente bielorruso Alexander Lukashenko en agosto.