“Estamos realmente en el momento crucial y estamos haciendo el último esfuerzo”, afirmó Michel Barnier a los periodistas antes de una reunión con los embajadores de la UE en Bruselas.
A semana y media de la fecha fatídica, Londres y Bruselas no desisten en su intento de alcanzar un complejo acuerdo de libre comercio que amortigüe su ruptura al término del periodo de transición posbrexit.
Una fuente europea aseguró que el primer ministro británico, Boris Johnson, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, hablaron por teléfono el lunes por la noche. A diferencia de ocasiones anteriores, ambas partes mantuvieron la mayor discreción sobre esta llamada.
Los dos dirigentes también hablaron sobre la crisis sanitaria, agravada en el Reino Unido por la aparición de una mutación del coronavirus que provocó el cierre de fronteras por parte de decenas de países y paralizó el tráfico de mercancías con la vecina Francia.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Batalla política por la pesca

El Reino Unido, que abandonó oficialmente la Unión Europea el 31 de enero, corta definitivamente sus lazos con el bloque a final de mes, fecha en que termina el periodo de transición.
Pero las conversaciones en busca de un acuerdo comercial que suavice sus consecuencias siguen bloqueadas en torno a la exigencia europea de poder seguir pescando en las ricas aguas británicas.
Esta cuestión, de poco peso económico, se ha convertido en una verdadera batalla política: a partir del 1 de enero el Reino Unido insiste en “recuperar el control de sus aguas”.
La negociación se vio sin embargo eclipsada por el caos provocado en el transporte de mercancías por la aparición en Inglaterra de esta nueva variante del coronavirus, más contagiosa que las anteriores.
La Comisión Europea recomendó el martes a los Estados miembros que reanuden sus conexiones aéreas y marítimas con el Reino Unido para los “viajes esenciales”, con el fin de evitar una “ruptura en las cadenas de suministro”.
Pese al consejo de Bruselas, Irlanda ya anunció que prolongará el cierre hasta el 31 de diciembre, mientras que Alemania e Italia lo harán hasta el 6 de enero.
“La Comisión (Europea) está dando argumentos jurídicos, pero también hay que tener en cuenta el aspecto sanitario”, afirmó el ministro irlandés de Transporte, Eamon Ryan.
Amenaza de ruptura sin acuerdo
Pese a las graves consecuencias económicas que tendría para la economía británica -muy duramente golpeada por la pandemia y, según un reciente informe parlamentario, insuficientemente preparada para salir del mercado único y la unión aduanera- Johnson reiteró el lunes que los términos de una ruptura sin acuerdo “serían más que satisfactorios para el Reino Unido”.
“Podemos hacer frente a cualquier dificultad en nuestro camino”, aseguró.
Mientras tanto, ya se ha superado el plazo máximo fijado por el Parlamento Europeo, que expiraba el 20 de diciembre, con el fin de poder ratificar un eventual tratado a tiempo de que entrase en vigor el 1 de enero.
Ahora, si las dos partes llegasen a un acuerdo in extremis esta o la próxima semana, este debería aplicarse provisionalmente sin ratificación. O podría haber unos días de ruptura brusca a la espera de que las cámaras se reunieran y diesen su visto bueno a un texto de 700 páginas repleto de detalles técnicos.
En este contexto, agravado por el temor en el Reino Unido a una falta de aprovisionamientos si no se abren pronto las fronteras, el lunes la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, y el alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan, instaron a Johnson a prolongar el periodo de transición más allá de final de año.
Negativa rotunda por parte del portavoz de Downing Street: “Nuestra posición sobre el periodo de transición está clara: terminará el 31 de diciembre”, reafirmó.
