Los indestructibles vasos franceses Duralex se salvan de la quiebra

ORLEÁNS, Francia. La célebre cristalería francesa Duralex logró finalmente esta semana un comprador que la salvó de la quiebra y podrá seguir produciendo sus vasos con fama de irrompibles, presentes desde hace años en las cocinas de numerosos países del mundo.

Algunos de los productos de Duralex (foto ilustrativa).
Algunos de los productos de Duralex (foto ilustrativa).MARTIN BUREAU

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El tribunal de comercio de Orleans (centro) dio el jueves su visto bueno a la oferta presentada por el grupo francés de vajilla y utensilios de cocina International Cookware.

Esta noticia pone fin a meses de angustia, después de que Duralex fuera objeto de una liquidación judicial desde septiembre de 2020.

Duralex es conocida en el mundo entero: desde las escuelas de Francia hasta los objetos de diseño en el MoMA de Nueva York, pasando por el vaso usado por James Bond para un whisky en “Skyfall”.

En los comedores escolares de Francia los niños han jugado siempre a adivinarse la edad en función del vaso Duralex que les había tocado ese día.

En el fondo de los vasos del modelo Gigogne de la marca, uno de los más comercializados, transparente y una línea horizontal en el medio, hay siempre grabada una cifra del uno al 48 en función del molde usado para fabricarlo, que sirvió a los niños para inventar este juego.

Impulsar el ‘Made in France’

Sin embargo, esta fama mundial no logró atraer a más firmas interesadas en salvarla de la quiebra y solo tres compañías presentaron ofertas, de las cuales dos no prosperaron.

International Cookware, el otro gran experto del vidrio templado en Francia, presentó una oferta aprobada por los jueces por un valor de 3,55 millones de euros (4,2 millones de dólares), acompañada de un ambicioso plan comercial e industrial.

Según el presidente del grupo, José Luis Llacuna, se quiere dar de nuevo a Duralex, un símbolo del Made in France, un lugar en los mercados mundiales.

En este momento, la famosa cristalería, creada en 1945, da trabajo a 248 personas. Su vajilla ultrarresistente forma parte de alguna manera del patrimonio nacional y es difícil encontrar a un francés que no haya tomado un refresco o un café en sus célebres vasos color ámbar.

Pero desde hace 15 años los problemas financieros se han acumulado debido una política comercial anticuada y a herramientas industriales obsoletas.

En 2005, la empresa se declaró en quiebra y pasó bajo el control de un empresario turco cuya gestión hizo que la empresa estuviera a punto de desaparecer. Fue salvada in extremis en 2008 por los actuales propietarios, los hermanos Antoine y André Ioannidès.

Desde 2017 aparecieron nuevas dificultades financieras y un accidente industrial provocó una reducción de la producción de la que la firma aún no se ha podido recuperar.

Las cuentas empeoraron el año pasado, con la pandemia y la desaparición de algunos mercados en el extranjero que representan el 80% de su volumen de negocios. Cuando la empresa entró en fase de liquidación judicial acumulaba 32 millones de euros (38 millones de dólares) de deuda.

Ahora, sus nuevos compradores quieren invertir más de 17 millones de euros (20 millones de dólares) hasta 2024.

Su objetivo es “vender más”, y para ello activarán a sus comerciales y distribuidores en todo el mundo, y también “vender mejor” los vasos indestructibles, gracias a una estrategia nueva de comunicación y al comercio en línea.

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