"Fui en nombre del cardenal con el deseo de hacerle desistir de la huelga de hambre", explicó a Efe por teléfono monseñor Ramón Suárez Polcari, canciller del Arzobispado de La Habana, que considera prioritario salvar la vida del activista y evitar un "suicidio".
El enviado de la Iglesia Católica pasó alrededor de una hora con Otero Alcántara, de 33 años, que se declaró el pasado sábado en huelga de hambre y sed para exigir al Gobierno disculpas y una indemnización después de que autoridades allanaran su vivienda en La Habana y destruyeran varias de sus obras.
El líder del opositor Movimiento San Isidro (MSI) también pide que dejen de arrestarle -asegura que pasó varias tardes en el calabozo la semana pasada- y que retiren el cerco policial y la cámara de vigilancia situada frente a su puerta.
Monseñor Ramón Suárez Polcari no logró convencer al artista, que está "firme en su decisión" de proseguir con la huelga de hambre y sed, aseguró.
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El canciller agregó que, en un intento de dar solución al conflicto, transmitió las inquietudes de Otero Alcántara a las autoridades cubanas, sin obtener una respuesta específica.
Sobre la situación del disidente en su vivienda del popular barrio habanero de San Isidro y su estado de salud, el representante de la Iglesia declaró que está "en condiciones paupérrimas" y se encuentra "agotado".
Efe trató de visitar este mismo viernes el domicilio del artista para comprobar su estado de salud, pero los dos accesos a ese tramo de la calle estaban custodiados por vehículos policiales y agentes de seguridad.
En una conversación telefónica, Otero Alcántara aseguró a Efe que padece dolor de pecho y abdomen, falta de aire y mareos tras seis días sin comer ni beber.
Hoy se produjo cerca de su vivienda una disputa cuando varios activistas trataban de visitarlo y la policía los interceptó, resultando algunos detenidos.
Varias organizaciones han denunciado la situación, entre ellas Amnistía Internacional (AI), que llamó a artistas y activistas a solidarizarse con el MSI.
Las autoridades cubanas, por su parte, consideran que tanto Otero Alcántara como otros opositores son "mercenarios" que trabajan a sueldo de la CIA u otras organizaciones de EE.UU. para realizar actividades subversivas contra el sistema socialista vigente.