Orbán intenta disimular escándalos y activar votantes con un referéndum

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Marcelo NagyBudapest, 26 jul (EFE).- Con sus ataques legales contra la comunidad LGTB+, el Gobierno ultranacionalista de Hungría pretende movilizar a sus votantes y distraer de otras polémicas, como el supuesto uso del programa de espionaje Pegasus contra periodistas y opositores, aseguran analistas locales.

Además, el primer ministro, el ultranacionalista Viktor Orbán, acusa a la Unión Europea (UE) de querer "obligar a Hungría a dejar entrar activistas LGTB+ en las escuelas", algo que Bruselas ha desmentido una y otra vez.

En el centro de la controversia está una polémica ley, ya en vigor, que relaciona la homosexualidad con la pederastia, mientras que prohíbe hablar de homosexualidad en las escuelas y en espacios mediáticos dirigidos a menores.

REFERÉNDUM

Orbán anunció la semana pasada un referéndum vinculante con cinco preguntas relacionadas con el tema, como ¿apoya usted que en los centros de educación pública se realicen charlas sobre orientaciones sexuales sin el consentimiento de los padres?

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Otras preguntas se refieren a si los húngaros están de acuerdo con que se pueda promover terapias de cambio de sexo a menores, o hacer posible que tengan acceso a esos tratamientos.

Las cinco preguntas fueron redactadas de tal manera que la única respuesta lógica de la ciudadanía sea un "no", justo lo que Orbán quiere conseguir.

RECONQUISTA DEL DISCURSO PÚBLICO

"Solo tiene objetivos políticos. Al gobierno no le interesa saber lo que piensa la gente realmente en estos asuntos", asegura declaraciones a Efe el analista Róbert László, del laboratorio de ideas Political Capital en Budapest.

Con el referéndum, dice el analista, Orbán solo quiere "recuperar la iniciativa" en la escena política.

Ésta está dominada desde hace meses por varios escándalos como el de supuesto uso Pegasus contra opositores y periodistas o la construcción de una sede en Budapest de la Universidad Fudan, controlada por el partido comunista de China.

El bloque opositor, formado por seis partidos desde la extrema izquierda a la extrema derecha, celebrará en otoño elecciones internas para que en cada circunscripción haya solo un candidato que se enfrente al gobernante partido Fidesz.

Esta nueva estrategia hace que, por primera vez desde 2010, la oposición tenga posibilidades para derrotar al Fidesz, que ha gobernado durante tres períodos legislativos consecutivos con amplias mayorías absolutas.

"De esta forma, no se hablará sólo de las elecciones previas de la oposición sino también del referéndum", asegura László.

ACTIVAR A LOS VOTANTES

El Fidesz necesita "reconquistar" unos 400.000 votantes que ha perdido durante la pandemia, explicó hoy Balázs Böcskei, director del Instituto Idea, en la televisión privada ATV.

Según el analista, se trata de votantes radicales, conservadores y de pocos ingresos que no han tenido acceso a los planes de ayuda del Gobierno durante la pandemia y así se han alojado del partido.

"Lo más probable es que el referéndum (del Gobierno) se celebre entre noviembre y febrero" y que su resultado no sea válido, ya que participación no alcance el umbral del 50 % de los votantes.

En 2016 Orbán ya organizó un referéndum que buscaba apoyo ciudadano a sus enfrentamientos con Bruselas en materia de migración pero esa consulta no legó al umbral mínimo de participación del 50 %.

Eso sí, el 98 % de los votantes que participaron en la consulta apoyaron al Gobierno.

Ahora László opina que el nuevo referéndum será sobre todo "una prueba" para ver cuánta gente logra movilizar el ejecutivo.

"Lo importante no es que sea válido, porque ya tenemos las leyes" reconoció el propio Orbán la semana pasada y agregó que el referéndum servirá como "un apoyo" de las políticas del Gobierno.

LA PROPUESTA DE LA OPOSICIÓN

El mismo día que el primer ministro anunció su polémico referéndum el alcalde progresista de Budapest, Gergely Karácsony, informó de que la oposición también convocará una consulta sobre varios otros temas.

Éstos incluyen la adhesión de Hungría a la Fiscalía Europea (a lo que Orbán se opone), construir una Ciudad de Estudiantes en Budapest en lugar de acoger a la Universidad Fudan, prohibir la privatización de las autopistas del país y ofrecer pruebas de anticuerpos del coronavirus gratis para los mayores de 60 años.

El Gobierno tiene competencias para convocar un referéndum cuando quiera, mientras que la oposición necesitar para ello juntar 200.000 firmas de apoyo una vez que el Comité Electoral haya dado luz verde a las preguntas.