"No vamos a aterrizar un avión en el aeropuerto hasta que sea seguro", dijo el ministro australiano de Defensa Peter Dutton a la cadena Sky News.
Durante el lunes, el caos reinó en el aeropuerto de Kabul ante la presencia de miles de personas que intentaban huir, lo que complicó la salida de los aviones.
Australia se ha comprometido a desplegar unos 250 soldados para apoyar a la misión aérea para evacuar a unos 130 australianos que trabajan para las Naciones Unidas y otros organismos internacionales en Afganistán, después de la caída de Kabul en manos de los talibanes este domingo.
Asimismo unos 800 afganos que han trabajado con las fuerzas de la Defensa australianas durante sus veinte años de despliegue en Afganistán, entre ellos intérpretes, buscan unirse a otros 430 que ya fueron trasladados al país oceánico a raíz de que Camberra cerró su embajada en mayo pasado.
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La ministra australiana de Exteriores, Marise Payne, aseguró este martes a la ABC que el Ejecutivo de Camberra "hará lo mejor que podamos para apoyar a estos ciudadanos australianos y sus familias, a los residentes permanentes y titulares y solicitantes de visados".
Por su lado, la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, dijo en martes que la logística en torno a la misión para evacuar a 53 neozelandeses y un número indeterminado de afganos que trabajaron con los soldados de su país durante su despliegue en Afganistán es "honestamente muy caótica".
Tanto el Ejecutivo de Wellington como el de Camberra hicieron una contribución a la lucha contra Al Qaeda en Afganistán tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, aunque este año retiraron sus últimos soldados australianos desplegados en Afganistán, siguiendo así los pasos de Estados Unidos y la OTAN.
Australia aportó unos 39.000 soldados y, fue el país que hizo la mayor contribución militar fuera de la OTAN, mientras que Nueva Zelanda desplegó un total de 3.500 soldados.