Según la agencia de noticias Anadolu, el ministro de Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, telefoneó ayer, miércoles, a su homólogo polaco, Zbigniew Rau, para expresarle su malestar por las acusaciones contra Turquía y contra la aerolínea de mayoría estatal Turkish Airlines.
La llamada del jefe de la diplomacia turca se produjo después de que el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, afirmase que Turquía mantenía un corredor abierto entre Estambul y Minsk y, con ellos, ayudaba a que Bielorrusia presionase con miles de refugiados a Polonia.
Cavusoglu invitó también a un equipo técnico polaco a Turquía para que pudiera verificar las falsedad de las acusaciones y se informase "de forma correcta a la opinión pública".
Horas después de estas declaraciones, el Ministerio de Exteriores emitió un comunicado en el que expresa apoyo a los países de la OTAN (a la que también pertenece Turquía) afectados por esta crisis de migración, al tiempo que reitera el rechazo de Ankara de cualquier responsabilidad en los acontecimientos.
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"Nos entristece ver que no se toman las medidas necesarias respecto al paso ilegal de ciudadanos de terceros países a nuestros aliados, Polonia, Lituania y Letonia, a través del suelo de Bielorrusia, y se los deja en condiciones difíciles en la zona fronteriza", reza el comunicado.
"Por otra parte, rechazamos que se nos retrate como parte de un problema del que Turquía no es parte. Además, parece intencionado que se ponga en el foco a una empresa destacada a nivel mundial como Turkish Airlines, pese a que comparte información en este asunto de manera transparente", agrega la nota.
Turkish Airlines también negó en un comunicado que estuviera facilitando la inmigración ilegal y subrayó que cumple todas las medidas legales y de seguridad en sus operaciones en todo el mundo.
La compañía de bandera turca opera diez vuelos por semana a Minsk, con la aerolínea estatal bielorrusa Belavia efectuando un número similar de vuelos.
La Unión Europea (UE) estudia nuevas sanciones contra Bielorrusia, entre ellas, a las aerolíneas de terceros países que "participen activamente en el tráfico de personas".
Cientos de inmigrantes y refugiados, principalmente de países de Oriente Medio, se encuentran en la frontera entre Bielorrusia y Polonia con temperaturas bajo cero.
Polonia y la Unión Europea acusan al régimen de Minsk de facilitar la llegada de estas personas al no exigir visados para ejercer presión contra el bloque comunitario, que le impuso sanciones debido a la represión de la oposición bielorrusa.