Filipinas mantendrá su acercamiento a China con la presidencia de Marcos

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Manila, 10 may (EFE).- El próximo presidente de Filipinas, "Bongbong" Marcos, mantendrá en principio el acercamiento a China establecido por su predecesor, Rodrigo Duterte, en un momento clave en el pulso de poder entre Pekín y Washington por su influencia en el Indopacífico.

Aunque Marcos se ha mantenido enigmático durante la campaña electoral en cuanto a su posicionamiento en temas estratégicos, tanto nacionales como internacionales -estos últimos nunca prioritarios en los programas de los aspirantes a la presidencia filipina-, el hijo del dictador Ferdinand Marcos sí se ha manifestado con más claridad en cuanto a China.

“En medio de todas las cosas que tenemos que atender, deberíamos empezar por nuestra alianza con China”, dijo Marcos Jr. en un foro en Filipinas el pasado enero.

El próximo presidente de Filipinas, que según un recuento provisional ha logrado una victoria histórica en los comicios del lunes, ha abogado por mantener la política de acercamiento a China marcada por Duterte, quien poco después de llegar a la presidencia en 2016 anunció de forma dramática su ruptura con Estados Unidos, un giro radical siendo Manila el aliado asiático más antiguo de Washington.

"Bongbong" Marcos ha apostado por ignorar, como Duterte, el fallo de 2016 de la Corte Permanente de Arbitraje de La Haya que dio la razón a Filipinas en su disputa con China por la titularidad de varios territorios (entre ellos parte del archipiélago Spratly) del mar de China Meridional, aguas por las que pasa el 30 % del comercio mundial y que Pekín reclama en casi su totalidad.

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“Un arbitraje no es un arbitraje si solo es para una parte. Así que no tiene sentido para nosotros”, dijo Marcos Jr. en una entrevista televisiva a comienzos de año, aludiendo a que Pekín no reconoce el laudo.

“Sabemos que el Mar de Filipinas Occidental (como Manila se refiere a esas aguas) es un punto caliente geopolítico ahora, por eso tenemos que encontrar nuestra propia manera de gestionarlo”, dijo entonces Marcos Jr, añadiendo que no cedería “un centímetro cuadrado de Filipinas a ningún país”.

Si bien sus comentarios arrojan luz sobre cómo gestionará las relaciones con la segunda economía mundial, está por ver si podrá afianzar más los lazos con Pekín sin dañar los que tiene con Washington, mantenidos pese a la supuesta determinación de Duterte de debilitarlos.

El presidente saliente filipino acabó reculando en varios de sus intentos de alejarse de EEUU, y mantuvo, tras anunciar su ruptura, el acuerdo militar de visita de tropas (VFA en inglés) con EEUU, piedra angular de las maniobras conjuntas entre ambos países, que han aumentado en los pasados años.

Además, Filipinas y Estados Unidos mantienen otros tratados de seguridad de mayor calado, como el Acuerdo de Defensa Mutua, que data de 1951.

La supuesta cordialidad entre Marcos Jr. y China también tiene solera, pues fue su padre, Ferdinand Marcos, quien estableció relaciones diplomáticas con Pekín hace 47 años; la dinastía filipina se habría beneficiado de esos lazos, según algunos analistas, poniendo como ejemplo la apertura de un consulado chino en Ilocos Norte, el feudo de los Marcos, en 2007, utilizado para aumentar la inversión y acuerdos comerciales.

Otro caso más reciente que ilustra su proximidad sucedió el pasado octubre, cuando la embajada china en Manila recibió a Marcos Jr. como invitado de honor a una exhibición fotográfica que incluía una imagen de su fallecido padre.