El régimen egipcio tiene miedo de su gente, dice periodista Francisco Carrión

Este artículo tiene 3 años de antigüedad
/pf/resources/images/abc-placeholder.png?d=2393

Lydia Hernández TéllezMadrid, 14 jun (EFE).- El periodista español Francisco Carrión llegó en 2010 al Egipto del dictador Hosni Mubarak, un periodo "gris y oscuro", y durante diez años conoció los rincones del país que protagoniza su primer libro, "El Cairo, vidas en el abismo", donde afirma que "el régimen egipcio" actual "tiene miedo de su gente".

Su plan era quedarse un año, como parte de la beca Agencia EFE - La Caixa y después "buscar otros horizontes", pero las revueltas de la Plaza de Tahrir a principios de 2011, que supusieron un giro en la historia del país, le hicieron cambiar de parecer, explica Carrión en una entrevista con EFE.

El 25 de enero de 2011, cientos de miles de jóvenes tomaron las calles de la capital egipcia y convirtieron la plaza Tahrir en icono de la protesta contra Mubarak al grito de "paz, libertad y justicia social", quien tuvo que abandonar el poder tras dieciocho días de protestas y cerca de un millar de muertos.

"Fue una ciudad que estalló, yo tenía además la misma edad de los revolucionarios, fue una conexión muy fuerte que duró una década", afirma el periodista, quien afirma que para escribir el libro dejó que "los habitantes contaran El Cairo y todas esas contradicciones que conviven en una ciudad de 20 millones de personas".

Más de cuarenta personajes dan vida al texto que escribió a su regreso a España en 2021, con una perspectiva actual y un análisis crítico de la labor del Gobierno y el ejército.

Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy

"Este libro me sirvió de catarsis y reflexión de esos años, vi que merecía la pena reunir esas historias y darles una segunda lectura", dice.

EL EGIPTO QUE NO PUDO SER

Para Carrión, en 2011 "hubo un momento de esperanza colectiva, en el que se reunieron todos los 'Cairos' posibles: el conservador, el islamista, el progresista, el laico, el musulmán, el cristiano… Fue posible el cambio, pero entre el ejército y los islamistas lo bloquearon".

A pesar del éxito de la revolución egipcia, englobada en la Primavera Árabe que agitó todos los sistemas autoritarios de la región, asegura que "hay multiplicidad de testimonios y sensaciones".

"Si le preguntamos al presidente Al Sisi -quien lideró un golpe de Estado para llegar al poder en 2014- o a algunos de los portavoces del Ejército que aparecen en el libro, todo va a mejor, si preguntamos a los que tuvieron que marcharse o que sufren en estos momentos, la situación es aún peor", afirma el periodista.

El español percibe que el espíritu de cambio sigue vivo y que aún puede llegar una transformación real porque "hubo un espacio de libertad durante año y medio y mucha gente probó esa libertad".

"Es muy difícil haberla vivido, perderla y no ansiarla, esa es la gran esperanza de Egipto y también es el gran peligro para el régimen, tiene miedo de la gente y por eso es insostenible a largo plazo", incide.

"EGIPTO ES UNA OLLA A PRESIÓN"

El ejercicio del periodismo desde las protestas está marcado por las presiones del Estado: "Egipto es uno de los agujeros negros de la información en estos momentos, una de las mayores cárceles para periodistas en el planeta", denuncia.

"Los primeros amenazados fueron los compañeros egipcios, que estuvieron en primera línea", si bien el libro cuenta "cómo se hacen constantes las llamadas del Centro de Prensa Internacional, las amenazas de deportación, retiradas de credenciales…".

Para Carrión, "Egipto es una olla a presión" en la que "el control social y político está empujando a una población insultantemente joven hacia los cantos de sirena del terrorismo".

LAS VIDAS DE EL CAIRO

Entre los diferentes ángulos que ofrece el libro, Carrión recuerda a "las minorías, a aquellos que han sido silenciados y perseguidos", entre ellos la comunidad LGTB y las mujeres, que sufren "no solo ese control social y moral, sino además la discriminación, los abusos, el acoso sexual e incluso la mutilación genital femenina".

También habla con cariño de los personajes que se encontró en el camino, como Sabek, un sepulturero de la Necrópolis de El Cairo que "vive en el abismo" porque adora tomarse "fotos cerca de los precipicios y las alturas de los monumentos mamelucos".

Las condiciones laborales precarias y el acoso constante de las instituciones fueron lo que le decidieron a cerrar su etapa en la capital egipcia: "era el momento de despedirse, pero es una ciudad que me acompañará siempre".