El proceso de adhesión a la OTAN sobrevuela la campaña electoral sueca

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Estocolmo, 10 sep (EFE).- Suecia ha dado estos meses un giro a su política exterior con la solicitud de ingreso a la OTAN, una cuestión que ha sobrevolado la campaña electoral de los comicios generales del domingo y que podría afectar a la formación de un hipotético gobierno.

La no alineación militar ha sido uno de los elementos centrales de la línea sueca en los últimos dos siglos y los partidarios de mantener el estatus actual gozaban de mayoría clara en el Parlamento hasta este invierno, pero la intervención militar rusa en Ucrania provocó un vuelco en la situación.

Los socialdemócratas, en el poder, y el ultraderechista Demócratas de Suecia (SD) modificaron su postura apelando al cambio de la situación de seguridad en Europa y al paso dado por Finlandia, que como su vecina era hasta ahora únicamente aliada de la Alianza, pero no miembro.

En una discusión exprés, en la que las principales fuerzas rechazaron convocar un referendo, se envió una solicitud a mediados de mayo que la OTAN aprobó un mes después en su cumbre en Madrid, aunque con las reticencias de Turquía, que levantó su veto a Finlandia y a Suecia a cambio de ciertas condiciones.

El acuerdo establece, entre otros puntos, la extradición de supuestos terroristas a Ankara, que reprocha a ambos, sobre todo a Suecia, sus políticas "tolerantes" hacia el Partido de Trabajadores de Kurdistán (PKK), la guerrilla kurda de Turquía y las milicias kurdas de Siria.

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Ankara ha señalado varias veces posteriormente que puede reactivar el veto y que su levantamiento sigue "condicionado", algo que volvió a reiterar a finales de agosto en la primera reunión fijada en el marco de la comisión de seguimiento del acuerdo, según han informado medios suecos.

El Gobierno sueco ha insistido en desvincularse del movimiento kurdo, pero la primera ministra socialdemócrata, Magdalena Andersson, solo pudo salvar una moción de censura a un ministro a principios de junio gracias a un pacto con la diputada independiente Amineh Kakabaveh, exguerrillera de origen kurdoiraní.

Aunque Kakabaveh ha desaparecido de la primera línea de la política sueca, la relación de su antigua formación, el Partido de Izquierda, con el movimiento kurdo ha salido a relucir durante la campaña.

Tanto el Partido Centrista, miembro del bloque que apoya al Ejecutivo, como la propia Andersson han mencionado que no pueden admitir en un hipotético gobierno a una fuerza política que ondea banderas del PKK, en alusión al gesto protagonizado por varios de sus diputados este verano en el foro político más famoso de Suecia.

Ambos necesitarán sin embargo para poder gobernar de los votos de esa fuerza, que al igual que el otro miembro del bloque gubernamental, el Partido de Medio Ambiente, se opone a la entrada en la OTAN.

Las cuatro formaciones de la oposición de derecha son partidarias de la Alianza, tras el giro del SD, que podría convertirse en segunda fuerza parlamentaria y al que los socialdemócratas han atacado por considerarlos una "amenaza" a la seguridad y la política exterior por sus supuestos vínculos con Rusia.

El ministro de Defensa, Peter Hultqvist, recordó esta semana un par de episodios que afectan a cargos menores de ese partido para asegurar que tiene vínculos con Moscú y con Vladimir Putin, acusaciones que el SD ha negado y tildado de "dictatoriales".

El giro en la política exterior sueca ha quedado también reflejado con una imagen icónica: varios B52 estadounidenses sobrevolaron el Palacio Real de Estocolmo hace unos días en unas maniobras conjuntas, fruto del acuerdo de garantías de seguridad con EEUU mientras se resuelve la entrada del país a la OTAN.