Harris visitó Camp Bonifas, base del Comando de la ONU que lidera EE.UU. situada junto a la línea divisoria, y saludó a tropas estadounidenses y a sus familias antes de dirigirse a un puesto de guardia desde el que pudo observar territorio norcoreano a través de unos binoculares.
La vicepresidenta visitó también la Zona de Seguridad Conjunta (JSA), único punto donde se ven las caras soldados de las dos Coreas y donde el líder norcoreano, Kim Jong-un, se ha reunido con los que fueran presidentes surcoreano y estadounidense, Moon Jae-in y Donald Trump, respectivamente.
Durante la visita aseguró que "en el Norte, vemos una dictadura brutal, violaciones de derechos humanos generalizadas y un programa ilegal de armamento que amenaza la paz y la estabilidad".
Lea más: Seúl, Tokio y Washington harán ejercicio antisubmarinos este viernes
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
Harris consideró que su viaje a Corea del Sur es "un testimonio de la fuerza de nuestra alianza" en referencia a la coalición con el país asiático y aseguró que no puede "insistir lo suficiente en que el compromiso de los Estados Unidos para con la defensa de la República de Corea (nombre oficial del Sur) es férreo”.
Horas antes Harris había subrayado en una reunión con el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, el compromiso de Washington de mantener una “disuasión ampliada” en el sur de la península, que consiste en un despliegue flexible de activos militares estratégicos estadounidenses en función de la acciones norcoreanas.
En la frontera, Harris aseguró que tanto ella como Yoon "están en sintonía" en lo que respecta a las "amenazas que plantea la República Popular Democrática de Corea (nombre oficial del Norte)".
La vicepresidenta condenó los lanzamientos de misiles balísticos de corto alcance norcoreanos realizados en los últimos días en aparente respuesta a la presencia en la península del portaaviones estadounidense Ronald Reagan, que está realizando maniobras conjuntas con la marina surcoreana y japonesa.
La última vez que el Ronald Reagan se desplazó a la península para realizar maniobras conjuntas fue en septiembre de 2017, en plena escalada de tensión tras el último ensayo nuclear norcoreano hasta la fecha.
Seúl, Tokio y Washington buscan ahora enviar un mensaje de fuerza ante el convencimiento de que el régimen, que ha rechazado todas las ofertas de diálogo en los últimos tres años y ha apostado por un plan de modernización armamentística, está listo para realizar un nuevo test atómico.
