El ministro de Interior, Gérald Darmanin, explicó en su cuenta de Twitter que 61 gendarmes resultaron heridos en los choques que se produjeron en los alrededores de la localidad de Sainte Soline, a una cincuentena de kilómetros de la ciudad de Niort, en el centro de Francia.
“Esa cifra muestra -subrayó Darmain- que no era una manifestación pacífica, sino una concentración muy violenta. Espero que todas las fuerzas políticas republicanas condenarán esa violencia”.

Los agentes detuvieron a seis de los participantes en la protesta, contra la que la Prefectura del departamento (delegación del Gobierno) había decretado con carácter preventivo la prohibición de cualquier manifestación durante todo el fin de semana en Sainte Soline porque temía altercados.
La organización ecologista creada para combatir la construcción de este embalse y de los otros quince que forman parte del proyecto afirmó que los choques contra las fuerzas del orden, que utilizaron material antidisturbios como gases lacrimógenos, causaron una treintena de heridos entre los manifestantes. Una decena de ellos tuvieron que ser atendidos por los servicios sanitarios y tres hospitalizados, siempre según los convocantes.
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Motivo de la protesta
El motivo de la protesta es el plan para excavar un embalse destinado al riego que se llenaría con agua recogida durante el invierno para, según sus promotores, evitar tener que hacerlo en verano cuando es más escasa.
En realidad, este es uno de los 16 embalses que se quieren construir, con capacidad para hasta 650.000 metros cúbicos cada uno (equivalentes a 250 piscinas olímpicas), para abastecer las explotaciones de unos 400 agricultores de la región.
Pese a estar prohibida, la protesta estaba respaldada por el sindicato agrícola Confederación Campesina, que denuncia un proyecto diseñado para el beneficio de unos pocos.
También acudieron líderes ecologistas como la diputada Sandrine Rousseau o el eurodiputado Yannick Jadot, antiguo candidato al Elíseo en las elecciones de la pasada primavera, que pidió al presidente francés, Emmanuel Macron, que ponga fin a “este proyecto aberrante”.
