Los guardacostas turcos afirman en su página web que interceptaron a 88 personas en cuatro barcas de goma frente a las costas de la provincia de Mugla, a unos cuatro kilómetros de la isla griega de Cos. Otros dos grupos, de 29 y 35 migrantes, fueron localizados en las aguas de la zona de Esmirna, frente a Lesbos, otra isla griega.
Según las autoridades turcas, todos los migrantes habían sido expulsados por los guardacostas griegos de sus aguas territoriales, en lo que sería un caso de devolución en caliente prohibido por la legislación internacional.
El Gobierno turco y diferentes ONG de derechos humanos acusan desde hace tiempo a Grecia de ejecutar esas expulsiones regularmente, poniendo en peligro la vida de los migrantes que tratan de llegar desde suelo turco a territorio griego y, por tanto, a la Unión Europea.
Turquía es un punto clave en las rutas que usan migrantes y refugiados para llegar a Europa huyendo de la guerra o la miseria en países de África o Asia.
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Según datos oficiales de la Presidencia turca, en 2022 se impidió la entrada a Turquía a 280.000 migrantes irregulares y otros 236.000 fueron interceptados cuando estaban ya en suelo turco. Un total de 124.000 fueron deportados a sus países de origen.
Guardacostas de Turquía ha informado de que un total de 49.518 personas fueron rescatadas en el mar o cuando se disponían a iniciar el viaje hacia las costas griegas.