"Los malauíes han sido detenidos por abandonar los puestos de trabajo designados de acuerdo con su convenio laboral y trabajar en puestos diferentes", dijo Kumkuyu a EFE.
La docena de obreros de Malaui forman parte de un grupo más grande de 45 extranjeros que huyeron de las granjas israelíes de Arava y Lion, en las que trabajaban, según declaró al diario 'The Nation' el presidente de la asociación de malauíes residentes en Israel, Austin Chipeta.
Los trabajadores fueron detenidos por las autoridades de Inmigración israelíes y se encuentran recluidos en una prisión de máxima seguridad cerca del barrio de Shapira, en el sur de Tel Aviv, a la espera de ser deportados, añadió Chipeta.
La detención de los malauíes se produce semanas después de que los Gobiernos de Malaui e Israel firmaran en suelo israelí un acuerdo de exportación de mano de obra.
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Según medios locales, a principios de este año las autoridades israelíes llegaron a ofrecer al país africano 100.000 puestos de trabajo en distintos sectores.
Aunque se esperaba un total de 10.000 obreros en el primer mes de acuerdo, su llegada se ha visto obstaculizada por trabas administrativas.
Ya en noviembre de 2023 el Gobierno de Malaui anunció el envío de más de 5.000 personas a Israel para trabajar en el campo, pese a las críticas de la oposición, preocupada por la guerra entre el Estado hebreo y Hamás en Gaza.
El ministro de Trabajo de Malaui, Wezi Kayira, aseguró que ese movimiento se enmarcaba dentro de un programa del Gobierno para reducir las tasas de desempleo y mejorar la economía nacional.
Mientras que el desempleo hace mella en Malaui y los malauíes solicitan en masa autorizaciones para viajar fuera, Israel se enfrenta a un déficit de trabajadores extranjeros, ocupados sobre todo en el sector agrícola, desde que el ataque de Hamás del 7 de octubre provocara que países como Tailandia repatriaran a sus conciudadanos.
El presidente de Malaui, Lazarus Chakwera, defendió ante el Parlamento que el acuerdo entre ambos países facilitaría mejores condiciones para los trabajadores y generaría ingresos para Malaui, con remesas anuales estimadas en seis millones de dólares (unos 5,6 millones de euros).
El Banco Mundial considera a Malaui "uno de los países más pobres del mundo", después de que el año pasado un estudio revelase que la mitad de sus más de veinte millones de habitantes (50,7 %) viven por debajo del umbral de pobreza, prácticamente el mismo porcentaje registrado una década atrás.
Asimismo, el país aún soporta los golpes económicos del ciclón tropical Freddy el pasado marzo, que dejó más de 670 muertos y 659.000 desplazados.
