En un comunicado publicado este miércoles, la Oficina de la Propiedad Intelectual de la UE (EUIPO), con sede en Alicante (España), apunta que China y Turquía figuran entre los países de origen más frecuentes en relación con las falsificaciones de alimentos y bebidas que llegan a las fronteras europeas.
Las operaciones del pasado año que descubrieron alimentos falsificados y de calidad inferior fueron coordinadas por Europol e Interpol con las fuerzas policiales nacionales.
Estas intervenciones permitieron intervenir cerca de toneladas de alimentos y unos 850.000 litros de bebidas, en su mayoría alcohólicas, además de desarticular once redes delictivas y denunciar a 278 personas.
Además de los riesgos para la salud, la euroagencia destaca el impacto negativo que las falsificaciones tienen sobre la economía europea y su patrimonio gastronómico, e incide en que se han detectado alimentos y bebidas fraudulentas con sustancias peligrosas como metanol, mercurio y pesticidas tóxicos.
Aunque tiende a relacionarse los productos pirateados con artículos de lujo o del sector de la moda, un informe de 2022 ya alertó de que los alimentos, especialmente las galletas, la pasta, las patatas fritas y los dulces, fueron la segunda categoría de falsificaciones detectadas en la UE.