Las ideas han surgido en una jornada celebrada recientemente en Vitoria (norte de España) organizada por EDA Drinks & Wine Campus, del Basque Culinary Center, en donde representantes del sector debatieron sobre la comercialización del vino.
En un lineal de supermercado, entre los indecisos el 90 % de las elecciones están condicionadas por la etiqueta, así que la estética, la primera impresión, sí importa.
Además de evitar las manidas 'innovación y tradición', no hay que poner 'ecológico', que tampoco llama ya la atención. Mejor escribir "el 100 por 100 de las uvas son ecológicas".
Para vender en el extranjero, que la etiqueta esté en varios idiomas, y ayuda un mapa que sitúe el vino. Y si se vende en China, adornarla con dorados y rojos.
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También hay prestar más atención a las redes sociales y cuidar una buena web, ya que el consumidor compra cada vez más 'on line'.
En cuanto al marketing, hay que prestar más atención al canal y al formato del mensaje, e incorporar la inteligencia artificial y el análisis de datos para diseñar las estrategias de venta.
Los jóvenes tienen mucho más conciencia de lo que consumen, hoy la moda es ir en bici y el autocuidado, y el vino es alcohol. Por eso, la batalla de la comunicación del vino no pasa por hacer creer que es saludable, sino hedonista.
No se asocia el vino con un plan social, sino con darse un gusto, y es por ahí donde se pude conectar, con el deseo de romper con lo cotidiano y darnos "un momento para nosotros".
Las bodegas tienen que abrirse también a nuevos envases: el vino no está en los conciertos y no se puede llevar a la montaña de excursión, con lo que no está en momentos de disfrute. Solución, vino en lata, o el tapón de rosca, que se cierra fácil y no se cae el vino en la mochila.
Muchas bodegas tienen demasiados vinos, lo que puede ser un defecto, porque es difícil comunicarlos bien y enseñarlos.
Guillermo Aranzabal, productor de La Rioja Alta (norte de España), recuerda que fue a una bodega, pidió el catálogo y le dieron "un libro de 300 páginas". "En Rioja Alta tenemos cinco marcas, y en el grupo entero, trece, es suficiente", apunta.
Los expertos coinciden también en la importancia de construir una marca propia de la bodega, porque buena parte de los vinos exportados son vinos sin historia, sin paisaje, a granel, y la común, Marca España.
Es un esfuerzo colectivo que no se hace, en las ferias cada uno va con su nombre y con su esfuerzo, mientras que por ejemplo, en Londres hay una tienda enorme de Italia.
Asimismo, bajar la graduación del vino, por dos motivos: en países como el Reino Unido, por cada medio grado más de alcohol se pagan once peniques más de impuestos, y porque la generación Z viene con un 27 % de adicional de bebedores sin alcohol y habrá que atenderles.
