En declaraciones a un programa matutino de la cadena pública australiana ABC, Albanese explicó que ASIO llevó a cabo una investigación en 2019 en la que se entrevistó a varios miembros de la familia, incluido Sajid, padre de Naveed Akram y señalado como segundo implicado.
"Hubo una investigación. El padre fue entrevistado en ese momento y no se mostró indicio alguno de radicalización", señaló el jefe del Ejecutivo.
Albanese añadió que el director general de ASIO informó al gabinete nacional de que el organismo examinó el caso en 2019, entrevistó a familiares y personas del entorno y amplió el análisis para identificar posibles riesgos.
"ASIO hizo eso en su momento y concluyó que no había pruebas de radicalización", subrayó.
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Por su parte, el tesorero del estado de Nueva Gales del Sur -donde se encuentra Sídney-, Daniel Mookhey, indicó que la Policía espera a que se estabilice el estado de salud de Naveed antes de presentar cargos en su contra, al confirmar que el presunto autor de los disparos continúa en coma.
"Estamos proporcionando a la Policía todo lo que necesita para llevar adelante esta investigación compleja y de gran magnitud", declaró Mookhey a ABC, al tiempo que señaló que el Gobierno estatal también está prestando asistencia para la organización de los funerales de las víctimas.
El tiroteo se produjo sobre las 18:40 hora local (7:40 GMT) del domingo, cuando el padre e hijo armados con rifles abrieron fuego contra la multitud congregada en el parque Archer, junto a la popular playa de Bondi, una de las más concurridas y turísticas del país.
En el lugar se celebraba un acto por el inicio de la festividad judía de Janucá al que asistían cerca de un millar de personas.
Tras los primeros disparos, agentes policiales acudieron rápidamente al lugar y se produjo un intercambio de fuego en el que dos policías resultaron heridos. El padre, de 50 años, murió tras ser abatido por la policía, mientras que el hijo, de 24 años, fue trasladado al hospital bajo custodia policial con heridas críticas, aunque estables.
Catorce personas murieron en el lugar de los hechos y otras dos fallecieron posteriormente en el hospital, con edades comprendidas entre los 10 y los 87 años. Entre ellas se encuentra una niña de 10 años, un rabino nacido en Reino Unido, un oficial de policía retirado, un superviviente del Holocausto y un ciudadano francés.
